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El Telégrafo
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El paseo en yate para ver a los grandes mamíferos tiene un costo de $ 16 por persona

El arribo foráneo a Puerto López deja hasta $ 10 millones a los operadores turísticos

El fin de semana, decenas de turistas pagaron $ 16 cada uno para realizar el avistamiento en Puerto López.
El fin de semana, decenas de turistas pagaron $ 16 cada uno para realizar el avistamiento en Puerto López.
Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
21 de junio de 2016 - 00:00 - Redacción Regional Manabí

Puerto López..-

Es sábado 18 de junio. Los intensos rayos solares son ignorados ante la maravillosa vista de un mar con un intenso azul y el colorido de las naves que engalanan la rada del muelle en Puerto López.

A pocos metros de esta bahía, la manabita Melissa Bermeo ubica su mercadería mientras lucha contra el fuerte viento. Es la primera vez que ejerce el oficio de comerciante, pero afirma “tiene estrategia para convencer al turista”. Su mercadería está compuesta por cuadros de madera tallados con imágenes de fauna al sector.

Melissa explica que comienza en estos días porque desde junio hasta septiembre es la temporada alta de turismo por el avistamiento de ballenas jorobadas. Ella espera muchos clientes para esos meses.

Ramiro Mendoza vende dulces. Es de Rocafuerte y tiene la esperanza de que mejore el negocio durante esta temporada. “Tengo 35 años viniendo los fines de semana a este cantón, porque son buenas las ventas”.

De igual manera piensa María Toro, dueña del restaurante Sabor Playero, quien multiplica su inversión porque la demanda es alta. En esta jurisdicción manabita todos están preparados para atender a los visitantes que llegan para observar a los enormes cetáceos. Los mamíferos vienen a las costas del país (El Oro, Manabí, Santa Elena y Esmeraldas) con el fin de aparearse y parir sus crías.

El beneficio que ello trae para el turismo de la localidad abarca el 40% y el 60%, como destaca el alcalde subrogante Cinerman Miranda. En la zona existen 150 negocios activos entre operadores turísticos, restaurantes y hoteles que están a la expectativa de la llegada de foráneos. Las actividades vinculadas al turismo involucran a aproximadamente 2.000 trabajadores.

La temporada alta -que además se une con la llegada de los visitantes de la Sierra- genera más de $ 10 millones de ingresos, afirma la autoridad local. El paseo de avistamiento por persona tiene el valor de $ 16. Además, el turista puede hacer snorkel (buceo de superficie) en otra zona. Son dos horas y media de la actividad.

Los comerciantes y pequeños habitantes del cantón apuestan a la reactivación de la provincia luego del terremoto del 16 de abril. En la localidad hubo 127 afectaciones, pero solo 40 casas sufrieron daños. No hubo muertes y se reportaron 12 heridos.

Pese a lo fuerte del sismo la infraestructura de hoteles, hosterías y hostales, que suman 80, no se destruyó. La capacidad de alojamiento es de 2.600 camas. “En este punto de la geografía manabita hay de todo. Se puede apreciar la naturaleza, tenemos bosques y senderos, también degustar la gastronomía sobre todo el plato típico de acá que es el percebe (moluscos)”, dice Miranda.

En el cantón rige una ordenanza que obliga a los locales turísticos a contar como mínimo con una persona que sepa hablar inglés.  

Para el efecto, se firmó una alianza con la Universidad del Sur y pronto se van a graduar 100 alumnos. La aspiración del Gobierno local es que la temporada de ballenas, para el próximo año, se la promocione en Estados Unidos.

Giovanni García, responsable de la Unidad Municipal Muelle Turístico, destaca que en la localidad hay 32 operadoras. 11 de ellas hacen viajes hasta la Isla de La Plata y el resto se dedican al avistamiento de los cetáceos. En 2015 salieron, a las dos rutas, un total de 69.279 personas y en el 2014, 67.674. Es decir, el número de visitantes subió.

El director regional de los Espacios Acuáticos, Jacinto Linthon, manifestó que la Armada del Ecuador está comprometida a dar seguridad necesaria para que Puerto López se levante. (I)

Al menos 7 mil ejemplares hacen el largo viaje

El holandés Ben Haase, quien vive desde hace 30 años en el país y colabora en el Museo de las Ballenas, en Salinas, explica que los cetáceos llegan desde la Antártica  hasta el norte de Perú, toda la costa ecuatoriana, colombiana, panameña e incluso Costa Rica.

“Nosotros estamos estudiando la tendencia poblacional de la ballena jorobada y estimamos que al momento hay 7.000 ejemplares que se mueven desde la zona fría a aguas cálidas”.

“Este año, en la Península, observamos una ballena el 1 de abril y el año pasado el 30 de diciembre. Yo vi a la última jorobada pasando por La Chocolatera en Salinas. La época de avistamiento de manera comercial está en la segunda mitad de junio y la primera mitad de octubre”. Expresa que el museo tiene el banco de datos de unos 160 varamientos de cetáceos. Eso incluye una docena de casos de especies enfermas o que tenían una red alrededor del cuerpo.

Rubén Alemán, técnico en biodiversidad del Ministerio del Ambiente, comenta que el año pasado en Puerto López no hubo ballenas varadas, pero sí enredadas. “Con el equipo de rescate -que conforman seis personas- salvamos a cuatro (dos hembras y tres bebés)”.

Este grupo cuenta con un bote y ganchos especiales para la labor. Las tareas duran de 6 a 8 horas. “Ya vamos liberando 9 ballenas desde 2013 hasta la fecha”. Alemán indica que como MAE efectúan controles a las embarcaciones, porque hay una normativa de avistamiento de ballenas que debe cumplirse. (I)

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