Divorcio, el mal de los hijos
El número de divorcios ha aumentado con el pasar de los años. Las familias han sufrido cambios en su estructura básica, por la desintegración de algunas de sus figuras y la incorporación de otras.
Han existido casos de divorcio en que los cónyuges solo piensan en ellos como “pareja” y se olvidan de la responsabilidad que tienen con sus hijos.
Los cambios por la separación tienen, en general, grandes consecuencias psicológicas en los hijos, las cuales están relacionadas con la edad y la madurez.
Cuando el hijo es pequeño, no sabe lo que realmente significa un divorcio, pero si ya es adolescente, muchas veces se puede sentir culpable de la situación que atraviesa la familia. En estos casos, los chicos pueden caer en depresión.
Los padres deberían buscar una forma apropiada para hablar con sus hijos de este tema, en caso de que la relación ya no sea llevadera y tengan que recurrir al divorcio. Cuando existe la ausencia de uno de sus convivientes, todo cambia, se siente el vacío. En esos casos, los hijos buscan compresión, que los escuchen y sepan cómo se sienten por esa separación.
Si los padres no saben escuchar a sus hijos, estos buscan vías alternas para desahogar la frustración por lo sucedido. Ahí comenzará un gran conflicto, y se encerrarán en su propio mundo. Muchas veces, caen en el alcoholismo o drogadicción.
Otro problema luego de un divorcio es cuando los padres deciden rehacer su vida.
En ese caso es vital que los padres analicen bien a la persona con la que empezarán una nueva relación, ya que su nueva pareja debe aceptar y querer a sus hijos.