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Traslados nocturnos eran peligrosos, debido a los baches y a la posibilidad de sufrir asaltos

Arreglos viales en Manabí mejoraron los tiempos de viaje y potenciaron la producción

La Ruta del Spondylus, en el tramo de Manta a San Mateo, está en perfecto estado. La señalética es la idónea para guiar a los conductores que transitan por el sitio. Fotos: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
La Ruta del Spondylus, en el tramo de Manta a San Mateo, está en perfecto estado. La señalética es la idónea para guiar a los conductores que transitan por el sitio. Fotos: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
04 de enero de 2015 - 00:00 - Francisco Silvestre Miranda. Alumno de la Universidad San Gregorio de Portoviejo

Décadas atrás, la red vial ecuatoriana no estaba acorde con las necesidades del país. Las carreteras en mal estado se debían, entre otras cosas, a la falta de atención e inversión de gobiernos anteriores, lo que provocaba inconformidad en la ciudadanía por las pérdidas económicas y de tiempo en los traslados.

Para ese entonces, la mayoría de las carreteras del país no proyectaban un desarrollo turístico o económico y menos un aspecto visual agradable.

Hace unos 20 años, si un comerciante salía de Portoviejo a sectores aledaños para vender sus productos perdía mucho tiempo debido a las carreteras en mal estado,  llenas de polvo y huecos y muy oscuras en las noches. El tema de la seguridad era otro problema, ya que los robos eran constantes.

Por muchos años, Manabí fue la provincia con las peores vías urbanas y rurales del país. Los tramos San Antonio-San Vicente, Rocafuerte-Tosagua y Tosagua-Chone eran las carreteras más deterioradas hace unos 10 años. Bosco Gómez, exgerente de la cooperativa de transporte Coactur, explicó que los buses ingresaban al taller como mínimo una vez al mes para reparar el sistema de amortiguación.

Wilson Morales tiene 46 años de edad, de los cuales 30 ha sido mecánico, y cuenta que la mayoría de carros que arreglaba presentaban fallas en el sistema de amortiguación, las cuales casi siempre se deben al contacto del vehículo con calles dañadas.

Parte de la vía que conduce de Manta a San Mateo es iluminada por un sistema de paneles de energía solar.

Por décadas, los organismos públicos solían excusarse de no tener recursos necesarios para no crear obras duraderas y que aseguren el buen estado de las carreteras y los mantenimientos correspondientes. Este problema se agravaba en cada invierno, cuando las lluvias generaban daños en las vías.

Aldo Vásquez, exsubsecretario de Obras Públicas en Manabí, dice que en los gobiernos anteriores primero se conseguían los fondos para determinada obra y que luego los estudios debían acomodarse a esos recursos. “El mecanismo debería ser al revés”, indica.

Una investigación realizada en la carrera de Ingeniería Industrial de la Universidad Técnica de Manabí (UTM), en 2008, arrojó la conclusión de que en la provincia se utilizaba un asfalto de muy mala calidad, debido a que los materiales empleados eran extraídos de canteras sobreexplotadas.

Washington Delgado es quiteño y recuerda que antes para llegar hasta Manta “era un martirio”. Cuenta que las vías solo eran caminos angostos de tierra, unas que otras vías asfaltadas, pero llenas de baches. “En un feriado de Carnaval, para ir de Portoviejo a Crucita me demoré más de 2 horas en carro propio, esto debido al tráfico y a las vías dañadas. Ahora ese trayecto es de 20 minutos”, destaca.

La actual realidad vial del país contrasta con la de hace 10 años. El incentivo del Gobierno para el mejoramiento de las vías en las provincias y su aporte económico han sido de ayuda para una conexión óptima y más rápida entre ciudades y pueblos, lo que ha elevado la productividad, comercialización y turismo, y, además, el aspecto visual.

Romario Álava, joven universitario, cuenta que cuando era un niño solía ir con su familia de vacaciones a las playas y recuerda cómo esos viajes se convertían en un “fastidio”, porque los transportistas manejaban a altas velocidades en caminos angostos y llenos de baches. “Ni con el exceso de velocidad con el que conducían aceleraban el viaje. En cambio, en la actualidad es muy diferente ya que muchas vías de la provincia ya están asfaltadas, son amplias, tienen señalética e iluminación, además cuentan con vigilancia de policías”, manifiesta.

El Gobierno Nacional ha invertido para el desarrollo de Manabí $ 1.126’704.511 durante los últimos 7 años.

Mediante un programa impulsado por el Banco del Estado, unos 370.142 habitantes manabitas dedicados a la producción agrícola y ganadera están siendo beneficiados por la rehabilitación de 117,41 kilómetros de vías. Entre las rutas que se intervendrán próximamente están la Montecristi-Jaramijó y Chone-Bolívar.

Desde hace 20 años, doña Rosita vende tortillas de harina y panes de almidón en la vía Rocafuerte-San Jacinto para mantener a su familia. Ella comenta que gracias a las carreteras arregladas hay más circulación de carros y puede vender mucho más. “Ahora mis tortillas ya no están frías y polvosas”, acota.

“Gracias a la intervención del Gobierno actual en la red vial, tanto Manabí como el resto de país cuentan con carreteras hechas con materiales de buena calidad para poder viajar”, asegura el portovejense Walter Núñez.

Toda esta transformación vial que se vive ha llevado a que el reporte del Foro Económico Mundial 2013-2014 sitúe al Ecuador en el segundo lugar, luego de Chile, como el país con las mejores carreteras de Sudamérica y en el puesto 50 a escala mundial.

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