El Ministerio Coordinador de Seguridad tomará acciones en la frontera sur
Agricultores manabitas piden más control para evitar supuesto contrabando de cebolla
Al filo de la carretera, en el sector El Cerecito, de Rocafuerte (vía a Manta), Iván Vera coloca unos 20 sacos de cebolla. Los vende cada uno en $ 7. Permanece en el lugar ocho horas, esperando que las personas que transitan por el lugar adquieran el producto.
Asegura que las ventas no han tenido el repunte esperado. Lúber Valencia, presidente de la Asociación de Productores de Cebolla de Manabí, comparte el sentir de Iván.
Mientras recorre su finca, ubicada en Las Peñas, Lúber muestra que la cosecha se daña. “Les vendemos a los mayoristas entre $ 4 y $ 5, pero nuestros costos de producción están entre $ 10 y $ 12 por saco”, señala con pesar.
Expresa que por esta situación el producto se pudre. Su sembrío debió haber salido hace un mes, “pero no hay a quién venderle, por eso se lo oferta al menudeo (como vende Iván en la carretera)”.
El año pasado, cuenta Lúber, hubo controles que mermaron el ingreso ilegal de cebolla. “Después del terremoto los contrabandistas se idearon nuevas formas”.
A más de 10 kilómetros de su finca, en el sector Las Maravillas, también en Rocafuerte, los productores Luis Macías, Antonio Acosta y Belisario Cadena hablan sobre las ventas. Aseguran que el supuesto contrabando del producto en la frontera sur “los tiene quebrados”.
“En épocas cuando no había este problema, llegaban hasta acá los comerciantes en camiones y se llevaban el producto. Ahora no hay a quién venderle, se está dañando la cebolla. El mercader prefiere ir a la frontera a comprar a $ 2 el quintal”, se queja Lúber.
El dirigente indica que, además de las respectivas denuncias, un grupo de productores viajó a Zapotillo y Huaquillas para hacer veedurías. Valencia destaca que, a diferencia de Perú, en el país “se producen cebollas limpias, porque el Gobierno hizo una campaña para eliminar productos tóxicos”.
En Manabí, el fuerte del sector productivo de cebolla está en Rocafuerte, Portoviejo, Sucre y Jipijapa (Puerto Cayo).
Luis Macías indica que la siembra de cebolla en la zona empezó hace menos de cinco años. “Le apostamos a este producto, porque es la primera hortaliza que se consume a nivel nacional (170.000 toneladas métricas anualmente)”.
Macías acota que la situación para los agricultores de Rocafuerte es grave. “Considero que nos tendremos que dedicar a otras actividades o buscar empleo, porque ya no vemos futuro en la agricultura”.
El productor Antonio Acosta está preocupado por la situación, debido a que se endeudó por $ 100.000 con el banco. “Antes era más fácil vender la producción porque hasta mandábamos cebolla perla a Venezuela. Salían varios carros con nuestro producto de exportación”.
Belisario Cadena, colombiano que reside 20 años en el país, detalla que cinco de 17 hectáreas las tiene abandonadas porque no hay comprador.
Explica que el Gobierno, a través del ministro del Interior, José Serrano, y de la secretaria de Riesgo, Susana Dueñas, ayudaron el año pasado a controlar el tráfico de productos en la frontera y la situación mejoró. Esperan que la misma estrategia se siga aplicando. “Así, quizás, el año entrante seguir sembrando en esas mismas hectáreas, pero si no tenemos ayuda, creo que no seremos capaces de seguir el año entrante”.
Cadena explica que los controles se ejecutaron de manera efectiva hasta el pasado abril, antes del terremoto. Asegura que los cuidados bajaron porque la atención se centró en la emergencia.
El sector dialogó la semana pasada con el ministro coordinador de Seguridad, César Navas.
El secretario de Estado informó a los productores sobre las acciones que el Gobierno realiza de forma integral, a través de operativos de control de contrabando de manera permanente, en los que participan otras instituciones, como Policía Nacional, Fuerzas Armadas, Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae), entre otras. (I)
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El tema es socializado por el Magap
El 90% de los productores no está asegurado
Debido a su ubicación, zona geográfica baja, los agricultores del sector del valle del río Portoviejo están expuestos a sufrir inundaciones, como la suscitada el 11 de abril, unos días antes del terremoto.
“Estas zonas estaban inundadas y afectaron más de 600 hectáreas de cultivo, principalmente de arroz y unas 2.000 hectáreas de manera parcial en cultivo de ciclo corto y perenne (coco, cacao y plantaciones de plátano)”, indicó Otto López, director del Departamento de Desarrollo Agroproductivo y Gestión Ambiental del Municipio de Rocafuerte. El funcionario acotó que el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) realizó un censo para determinar las pérdidas que tuvieron los agricultores.
“Tras la emergencia nos percatamos de que de las 600 hectáreas perdidas, ni siquiera el 10% de los agricultores había aplicado al seguro agrícola. Esa es una debilidad que se tiene en el territorio, no por falta de difusión del seguro, sino porque las personas no asumen con responsabilidad sus plantaciones por bajar los costos”.
Para apoyar al sector productivo, BanEcuador abrió una línea de crédito a los agricultores manabitas.
Según datos registrados en el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, en cuanto a nivel de población como indicadores de cultivos, hay alrededor de 3.000 hectáreas de sembríos de arroz en zonas bajas (donde confluyen las aguas del río Chico), 4.000 de maíz en las zonas altas. El 70% de la población de Rocafuerte es rural. (I)