Cuatro velas iluminan el terreno donde, antes del 16 de abril, estaba un edificio que colapsó en las calles 15 de Abril y Hermano Miguel (parroquia Andrés de Vera de Portoviejo). Las mechas encendidas brillan en la penumbra de la noche.

En la parte baja, antes del terremoto, funcionaba una farmacia de la cadena Cruz Azul. Allí laboraba Vicki.  Adrián Cedeño pronuncia el nombre con una mezcla de sutileza y tristeza. Él había entablado con ella, y con sus compañeros de trabajo, una amistad sincera hace 8 meses.

En la fatídica noche del movimiento telúrico, Vicki, al igual que otras dos personas, quedó entre los escombros y murió. Adrián migró hace un año por cuestiones laborales desde Santa Ana hasta Portoviejo (provincia de Manabí). Se radicó en esa capital.

Recuerda que siempre compartía con ella agradables diálogos. “Trabajo en el paso lateral despachando carros a Manta. Iba todos los días a la farmacia a cambiar billetes por monedas. Me iba a casa y regresaba al local, donde pasaba un par de horas conversando”.

En ese par de horas que compartía él le hacía varios favores, como ir a comprar comida. Ese tiempo ahora lo emplea para orar en el lugar de la tragedia. Desde el 18 de abril comenzó a colocar velas en el terreno donde se registró el derrumbe. Las enciende de 19:00 a 21:00.

Adrián se quedó más tiempo de lo acostumbrado en su trabajo el día del sismo de 7.8 grados el pasado 16 de abril, el cual se sintió en diversas provincias de Ecuador. Por lo regular sale a las 17:30, pero se mantuvo hasta las 18:30. “No estaba para uno (muerte). Si salía antes también hubiera perdido mi vida. A lo mejor Dios me dijo que no salga”.

Una vez que pasó el evento, corrió hasta la farmacia, sin embargo solo halló escombros de la construcción que visitaba a diario. “Pregunté a una persona, cuyo nombre no recuerdo en este momento, ¿qué había pasado con la chica de la farmacia?”.

En ese momento recibió un golpe emocional cuando le respondieron. Le informaron que ella estaba muerta. Había personas atrapadas entre las ruinas. Gritaban que las sacaran. En esa noche fueron rescatados cuatro sobrevivientes. Adrián se mantuvo hasta la medianoche, porque no había quién sacara los cuerpos que estaban bajo los escombros. “Me fui a dormir. Al siguiente día llegué muy temprano y todavía estaba botado, no había ayuda”, dice.

Los familiares de Vicki llegaron con cañas para sostener la losa y sacar el cuerpo. Pero ese día los rescatistas venezolanos y colombianos derribaron todo. El cuerpo de la joven fue encontrado a las 13:00.

Adrián no pudo ver a su amiga. El cuerpo estaba en estado de descomposición y envuelto en una sábana. El sepelio fue enseguida. “Yo no pude estar. Me sentía cansado, muy agotado”, señala el joven oriundo de Las Guaijas. Hace varios años allí también perdieron la vida 8 familiares por un deslave.

Cuando Adrián llega con las velas a la zona donde estaba la farmacia se acercan más personas a orar. Dicen que en los primeros días, luego de que ocurriera el desastre, escuchaban a un niño llorar en la madrugada; incluso un vecino le recomendó que colocara cuatro cerillas por esa razón.

Carlos Briones contempla a Adrián encendiendo las velas. En cambio, Jimmy Moreira, otro vecino del lugar, ofrece llevar a este destino flores. Él indica que Vicki se ganó su confianza, incluso la sentía como una hermana. En ese momento se acerca Jairo Barcia, un albañil, que se convirtió en el héroe de 4 personas a las que salvó pocos minutos después del terremoto. “Yo estaba en mi vivienda, me iba al estadio, pero con el sismo me dirigí a esta casa desplomada y logré sacarlos”. Adrián más de un mes acude al lugar en que laboraba Vicki, quien siempre vivirá en sus recuerdos. (I)

Visita a zonas afectadas

El comercio se reactiva en Pedernales

La actividad económica de Perdernales (provincia de Manabí) se reactivó el fin de semana, con la visita de personas de otras partes del país, por el gabinete itinerante. Casi dos meses después del movimiento telúrico el Gobierno realizó la actividad para lograr que los habitantes de la zona, epicentro del sismo, puedan obtener ingresos en su economía.

Los hoteles habilitados estaban llenos, los funcionarios públicos, autoridades y el personal que trabaja con ellos ocuparon todas las plazas. El movimiento de la venta de comidas fue intenso. La gastronomía de la Costa y de las bebidas tradicionales tuvieron gran acogida.

Uno de los objetivos del Gobierno al realizar gabinetes itinerantes y el enlace ciudadano en las zonas afectadas por el movimiento telúrico es que se incrementan las visitas en el lugar. El terremoto causó 663 muertos, 9 desaparecidos y 28.775 personas en albergues. (I)