Casilda Pinargote estaba nerviosa. A su lado se encontraba Publio Laurido. Ambos estaban inquietos y ansiosos de que llegara el momento esperado: su matrimonio. La pareja se contemplaba como si su caminar juntos recién estuviera empezando, tal como sucedió hace 35 años, cuando decidieron unirse y formar una familia.

Los 2 estaban notoriamente emocionados mientras esperaban su turno para casarse en una de las salas del Registro Civil de Manabí.

Hasta que finalmente sellaron su unión en una fecha que para Casilda y Publio será inolvidable: el 14 de febrero, día de San Valentín o también conocido como del Amor y la Amistad.

Esta fue una de las 32 bodas que hubo ese día en Manabí. Las felicitaciones y abrazos inundaron a esta pareja, que habita en la parroquia San Pablo, en Portoviejo.

“Se nos dio la oportunidad y aquí estamos”, dijo la feliz esposa, quien confesó que hace algunos años estaba con la ilusión de casarse y que ahora hará los preparativos para el matrimonio eclesiástico.   

Publio la escuchó y resaltó que la relación —en las más de 3 décadas en que procrearon 3 hijos que ya son mayores de edad—  ha sido equilibrada, basada en la confianza.

Abandonaron el lugar para dar paso a otras bodas. El Registro Civil de Portoviejo fue adecuado para la ocasión. Hubo 5 salas de espera,  decoradas para que cada pareja espere su turno.

Se ambientó el sitio con rosas, globos y además se ubicó una mesa adornada con flores y un  pastel, en la cual cada pareja posaba para la fotografía del recuerdo.

Rosa García y Cecilia Mendoza fueron las juezas de matrimonio de la jornada, que comenzó a las 09:30 y se extendió hasta las 17:00.

El jefe provincial de la institución, Fernando Fiallos, explicó que la atención era exclusiva en las capitales de provincia. Además de las 32 bodas que se efectuaron en el Registro Civil, una se llevó a cabo en un hotel de la capital manabita.

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El deseo de una niña de que sus padres se casen se cumplió ese día 14. Rita Mera y Fernando García, quienes llevan 8 años unidos, ahora son esposos. La pequeña era la más feliz al ver hecha realidad su aspiración.

Fernando es policía y por su trabajo eran muy pocos los 14 de febrero que había compartido con su familia, por eso aprovechó un receso  para tener la ceremonia civil en ese día. “Estamos muy contentos. Para nosotros, el amor no solo se celebra en una fecha, sino que todos los días, pero decidimos el 14 de febrero para aumentar el romanticismo en la relación”, resaltó la recién casada.

El padre del novio, Simón García, destacó: “Es un orgullo verlo feliz. Es mi hijo menor”.

Los ojos de Fátima Vélez, quien confesó ser muy sentimental, se le llenaron de lágrimas... Estaba muy emocionada. Afirma que cumplió su sueño, ya que de ahora en adelante compartirá sus días con quien es el hombre de su vida: Leonardo Acosta. “Nos conocimos en Chone, donde trabajo como enfermera. Nos presentó un amigo y luego de un tiempo nos hicimos enamorados”, contó Fátima, a modo de resumen.

Su ahora cónyuge, que es muy detallista, fue quien le propuso casarse un 14 de febrero. “No espero felicidad eterna, porque todos sabemos que en los matrimonios hay buenos momentos y malos, altos y bajos. Eso sí, quiero muchos hijos (...)”, señaló a manera de broma la joven.

Ante esto, su ahora esposo contestó: “Solo dos, si Dios manda”. Este nuevo matrimonio se retiró del lugar tomado de la mano y tuvieron una amena reunión junto a familiares y amigos.

Lucía Navarrete e Ider Zambrano, de la parroquia Colón de Portoviejo, siempre recordarán que en un Día del Amor y la Amistad decidieron unirse legalmente.

Desde hace 12 años viven juntos y tienen 3 hijos. Resaltaron que San Valentín fue el mejor momento para darse el “sí”.

Betty Palacios y Héctor Zambrano, de Pueblo Nuevo,  fue otra de las 32 parejas que decidieron confirmar su amor en presencia de  sus familiares. Ellos tenían 16 años unidos y procrearon 3 hijos. “Nos decidimos casar ante el pedido de nuestros hijos. Además concordamos que ya era momento de formalizar”, resaltó Zambrano.

Otro de los factores por los que este manabita decidió casarse fue porque necesitaba un documento que avale su unión conyugal para realizar un trámite en su trabajo. “No solo me caso por el requisito sino por amor”, aseguró.