300 excursionistas recorren mensualmente el Cerro Montecristi
Tras una hora de caminata, el verdor de la vegetación envuelve a Freddy Alonzo. No hay mucha humedad, el ambiente es fresco, lo que le ayuda a continuar el ascenso del Cerro Montecristi. A pesar del cansancio, avanza. Sabe que en la cima olvidará todo y se relajará.
Ha escalado 3 veces el lugar: para su cumpleaños, con compañeros de colegio y en el onomástico de su hermana, Laura. Siempre lleva fundas de basura, para no dejar desperdicios y no contaminar.
“Esto me relaja. Aquí hay un clima helado, uno siente mucha frescura, algo que abajo nunca pasa”, destaca.
Él, así como los cerca de 300 excursionistas que llegan mensualmente al coloso de Montecristi (630 metros de altura sobre el nivel del mar), es dirigido por guías de la Fundación Ecológica Nueva Vida.
En esta ocasión, el grupo de Alonzo está liderado por Daniel López, quien ha ascendido 93 veces la elevación desde que era un niño.
Es una de las zonas ancestrales más importantes que tiene Manabí, señala. Esta fundación tuvo su primera injerencia en el cerro en 2005, en la administración de Cristóbal Toro. Realizaron una limpieza total y sacaron 80 sacos de basura.
El Cabildo dio importancia al lugar y ahora hay normativas para su protección. Quienes suben, ahora reciben charlas sobre la preservación del lugar.
La administración de Ricardo Quijije asumió la responsabilidad, a través del departamento jurídico, de aceptar y aprobar la cláusula octava de leyes de acceso al milenario cerro. Estipula requisitos como charla de información y concienciación ambiental previo al ascenso y revisión de mochilas de los excursionistas. No se permite subir bebidas alcohólicas o drogas, armas cortopunzantes (cuchillos, tijeras, estiletes, navajas).
Además se prohíbe la práctica de actividades sexuales y conducta indecorosa; arrojar botellas de plástico, latas de atún o conservas; se prohíbe lanzar las envolturas de productos; es contraindicado encender fogatas. Los desperdicios generados por cada grupo deben depositarse en los tachos. Los grupos deben ser máximo de 40 personas. El horario de atención es fines de semana y feriados, de 07:30 a 16:00.
López asegura que la ciudadanía ha hecho conciencia. “Ahora recolectamos un saco de basura al mes”.
El mantense Manuel Quijije subirá el coloso tras conocer por intermedio de un sobrino lo emocionante que es el trayecto, en el cual en unos 200 metros está la etapa de transición del estado semiseco a húmedo.
Entre los 300 metros, el excursionista nota neblina y cambio de clima (de 6 °C a 14 °C). Recibió consejos de calzar zapatos deportivos, llevar un litro de agua para hidratarse y comida en repostero.
López recomienda subir por Ciudad Alfaro y bajar por ahí. Arriba hay 4 cámaras y abajo 3, para seguridad del visitante.
La mayoría de personas que llegan al Cerro son de Manta, seguidos de los portovejenses, así como de Jaramijó, Chone, Rocafuerte, Jipijapa, entre otros.
El turista Raúl Loor, de Santo Domingo, espera escalarlo todo. “Se ve difícil, pero lo lograré”, dice. (I)