El volcán se vigila con 6 sistemas de monitoreo
El 6 del presente mes se cumplieron tres años del último proceso eruptivo del volcán Tungurahua. Durante este lapso la actividad del coloso se ha concentrado en la parte interna del cráter, con presencia de eventos sísmicos.
Así lo dio a conocer Marco Córdoba, técnico de turno del Observatorio del Volcán Tungurahua (OVT).
“Desde marzo de 2016 no se han producido explosiones, emisiones de ceniza, ni expulsión de rocas incandescentes u otros materiales piroclásticos. No obstante sí se registran a diario sismos internos de baja intensidad que son medidos por una innovadora red de implementos tecnológicos”, dijo.
Sistemas de monitoreo
Entre las seis herramientas destacan cámaras estáticas de gran alcance. “Las cinco filmadoras están instaladas en puntos estratégicos para vigilar cualquier actividad, por más mínima que sea. Están dotadas de un potente zoom y soportan cualquier condición climática adversa”, destacó Elizabeth Gaunt, experta inglesa en vulcanología del OVT.
Personal del Observatorio además ha instalado dos pluviómetros, se trata de medidores de precipitaciones que alertan sobre la posible presencia de lahares.
También se han adecuado varios inclinómetros en los flancos del macizo, los cuales pueden detectar deformaciones o inclinaciones en la cumbre y faldas. “Ambos implementos poseen sistemas capaces de medir la inclinación exacta del cráter o las laderas, así como lluvias microscópicas e imperceptibles para al ojo humano”, agregó Gaunt.
Mientras que los instrumentos de GPS, DOAS y AFM se encargan de detectar las 24 horas el sitio exacto de actividades anómalas, emisiones de gases y flujos irregulares, respectivamente. “Son mecanismos de tecnología avanzada que complementan los reportes diarios que hacen los más de 25 vigías del volcán Tungurahua y las mediciones del sismógrafo”, añadió Córdoba.
Él y Gaunt forman parte del equipo humano de monitoreo permanente del OVT, quienes se turnan todo el año. El Observatorio está ubicado en el sector Guadalupe, del cantón Pelileo, y se encuentra a 13 kilómetros en línea recta del volcán.
“La calma de la montaña permite el desarrollo de actividades agropecuarias y avícolas, así como el turismo y el comercio”, comentó el vigía Carlos Sánchez. (I)