Vicente vive feliz y lúcido entre pesas y tablas
En la calle Maldonado 6-21, entre Primera Imprenta y Darquea (centro de Ambato), están la casa y el taller de Vicente Isaías Vinueza Jara, de 80 años, popularmente conocido en el barrio Eugenio Espejo como “don Viche”.
Él es uno de los fundadores del desaparecido club atlético Tungurahua, que data de hace más de 50 años y donde se formaron grandes figuras de lo que entonces se conocía como levantamiento olímpico, y que hoy se llama halterofilia.
En aquellas épocas, esa disciplina era prácticamente desconocida en la provincia y quienes la practicaban eran apenas unos pocos. De hecho, Vicente y sus amigos son considerados pioneros del levantamiento de pesas en la región centro del país, y él es el único sobreviviente.
Por convicción, nunca pasaron al profesionalismo y siempre compitieron en el plano amateur.
“En mis tiempos mozos, podía alzar 250 libras en levantamiento de estilo libre. Ahora sigo entrenando, pero logro levantar una cuarta parte de ese peso. Esto a pesar de las recomendaciones del médico, quien me ha dicho que no levante pesas y que solo haga ejercicio aeróbico”, manifiesta “don Viche”.
Según dice, es carpintero para poder comer y pesista para ser feliz. “Estas dos actividades llenan mi ser de alegría. Pese a mi edad, soy feliz con mi hobby y con mi trabajo. Mis amigos me dicen que ya no entrene y que ya no trabaje, pero el día que deje de hacer esas cosas, de seguro moriré, porque ambas me mantienen vivo y feliz”, sostiene.
“Don Viche” ha sido, a más de pesista, futbolista, voleibolista, boxeador, ciclista y músico.
Cada mañana sale muy temprano con su bicicleta para hacer ejercicio aeróbico y respirar el aire que en ese horario aún no esta tan contaminado y, de paso, compra el pan para el desayuno.
El día lo reparte en la mañana para trabajar. Afirma que la carpintería ya casi no le da para vivir. “De vez en cuando me cae alguna obrita, pero muy poco”. Y en la tarde, se desplaza a la parte trasera de su taller de carpintería, espacio donde aún tiene montado su gimnasio. Cuenta que lo construyó con piezas de carros y de mecánica. “Hace unos 20 años me dediqué a la mecánica y aproveché para transformar algunas piezas metálicas como ejes, piñones y poleas en equipos de entrenamiento como mancuernas, barras y discos de peso”, afirma.
Es viudo desde hace seis años y nunca tuvo hijos. Sus herederos y pupilos, dice, son sus tres gatos, que lo acompañan hasta la tarde, cuando sus amigos de barrio lo visitan.
Jorge Chérrez, amigo de Vicente desde la infancia, manifiesta que la actividad deportiva y el trabajo han sido el pilar fundamental de este hombre, quien se quedó sin su compañera de vida en 2007.
“Le afectó bastante la muerte de su esposa, pero gracias al trabajo y, sobre todo al deporte, se distrae y se olvida de sus penas. A más de los amigos que cada tres días le visitamos por la tarde cuando ya termina el trabajo y entrenamientos”, señala Chérrez.
Luis Merino, otro de sus vecinos, afirma que “don Viche” es un gran músico y que de vez en cuando recuerda a su esposa entre tocadas de guitarra. “Cuando está reunida la gallada del barrio, le animamos para que saque su guitarra y entone una melodía; sobre todo el tango Mano a mano, que le sale muy bien. Se pone triste al entonar el estribillo, pues recuerda a su finada esposa, pero le animamos con una rondita de cachos”, relata Merino.
Don Vicente compara entre los deportistas de ayer y los de hoy y destaca que antes no había tanto suplemento ni anabolizante para aumentar la musculatura.
“El deporte de antes sí era deporte, porque sin inyecciones de cosas raras, se cultivaba el cuerpo con sacrificio y trabajo duro. Ahora, los deportistas de estas disciplinas son “inflados” de tanto suplemento que, a más de dañar la salud, crea una imagen irreal del verdadero levantador de pesas”, sostiene.
El octogenario añade que siempre se ha guiado por la divisa de que el deporte a más de formar el cuerpo forma el carácter. “A diario dedico una hora para entrenar y hacer deporte. En esos momentos, despejo mi mente y me olvido de mis problemas (la soledad, la crisis económica) y me enfoco en ser positivo. Entrenar y enfocar mi mente en las cosas buenas de la vida son los retos de mi vida”, finaliza.