Desde las 03:00 del lunes, uno a uno se van apostado en la avenida Galo Vela,   los vehículos que serían comercializados en la segunda feria de autos más grande del país, luego de la de Quito. 

Se trata de la feria de autos usados de Ambato, ubicada al ingreso de la parroquia  Picaihua. Allí, cada inicio de semana ingresan alrededor de 3.000 vehículos que ocupan los 3,5 kilómetros de la vía.

La arteria cuenta con  nueve metros de ancho y el transitar por allí se vuelve complicado debido a que los automotores se estacionan a ambos costados de la calzada, ocupan patios y terrenos de las viviendas cercanas, y  en varios puntos, además,  se ubican comerciantes con puestos de comidas, refrescos y otros insumos.

La municipalidad de Ambato regula, mediante una ordenanza,  el acceso. Por ocupar el espacio,  los  vehículos de hasta cuatro toneladas de capacidad  deben cancelar 80 centavos de dólar, mientras que los  vehículos de mayor capacidad   y la maquinaria pesada de cualquier tipo deben pagar un dólar.

Existen cinco personas que asumen el cobro de estos valores, los que, a pesar de estar amparados en la ley, son evitados por un gran porcentaje de conductores, según indicó el inspector Rodrigo Pilachar.

“Nosotros cubrimos tres entradas, pero existe un total de ocho y se hace difícil cobrar el ingreso. Esto sucede porque incluso algunos ya se instalan desde el domingo. Al menos  el 60% de vehículos evade el pago”, indicó Pilachar.

Para muchos, el cobro de la tasa no está justificado, pues en el lugar faltan, sobre todo, baterías sanitarias. “ Si van a cobrar está bien, pero aquí desde hace tiempo pedimos que nos instalen baterías sanitarias, se den mejores servicios de seguridad, pero no hay nada de eso”, sostuvo Oliveiro Cisneros.

A esto se suma otro cobro que  realizan los propietarios de las viviendas y terrenos, quienes por ocupar sus espacios cobran, dependiendo del lugar, desde dos hasta cinco dólares. Un cobro que no es legal, según el Cabildo.

“La única entidad que puede realizar cobros por utilización de vía es la municipalidad, pero los dueños de las casas dicen que ellos no cobran por estar en la vía, sino por la  ocupación de sus patios, que son propiedad privada”, dijo Pilachar. 

Por otro lado y a pesar de estos inconvenientes, la feria de autos de Ambato sigue gozando de una buena reputación entre los compradores y vendedores de vehículos.

“Tengo 20 años vendiendo carros, y la mejor feria está aquí. La gente es confiable para hacer un negocio y se puede vender un carro desde los mil hasta los 10 mil dólares fácilmente. Los que superan los 18 mil dólares requieren de más paciencia para que salgan”, indicó el comerciante Milquiside Martínez,.  

Para garantizar la compra de un automotor, en la feria se han instalado  puestos para la comprobación de documentos, los cuales van desde la revisión en Corpaire, pagos al Servicio de Rentas Internas (SRI), registro de multa  en la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) y contratos digitalizados. 

“Acá nosotros  chequeamos  si el automóvil ha sido reportado como robado, si ha tenido alguna infracción, si está matriculado y otros trámites más. Y con ello ya depende del comprador y del vendedor si cierran el  acuerdo”, afirmó Hilda Cepeda, quien cobra dos dólares por efectuar los trámites de comprobación.

Los vehículos llegan de diversos lugares. Es fácil encontrar placas de Pichincha, Loja, Azuay, Chimborazo, Cotopaxi y Tungurahua.   Incluso los propietarios de concesionarias han instalado sus puestos de venta en el lugar.

“En el mes podemos hacer la venta de unos tres vehículos y armar el negocio para la salida de dos camiones pequeños. La feria es un lugar estratégico para nosotros”, indicó Henry Sánchez, representante de Automotores de la Sierra.
Debido al crecimiento de la feria, ya no solo operan los lunes, sino  también lo hacen los martes con un número menor de vehículos.