Funciona desde 1979 y en la administración están las religiosas de la congregación hijas de la caridad
Una escuela comparte la ‘luz’ con 32 chicos no videntes en Ambato
Son casi las 18:00. Junto a un grupo de mujeres aguarda María Alegría Ramírez. Es oriunda del barrio Quindibana, en la parroquia Pasa, y para llegar allí tuvo que tomar 2 buses y viajar durante 40 minutos.
Es una rutina que cumple con rigor desde 2012, de lunes a viernes, 2 veces al día.
El tránsito vehicular es intenso a esa hora por las calles Lalama y Rocafuerte, diagonales a la Iglesia de la Medalla Milagrosa, en el centro de Ambato.
A todas las mujeres reunidas en esa esquina les une la tragedia en la misma proporción que la esperanza. Ramírez no aparta su mirada del portón negro de la Escuela Especial de No Videntes Julius Dolphner. Pronto su hijo adolescente, Wilmer Masabanda, saldrá a su encuentro y ella espera prestarle su brazo y su cariño.
Adentro, en una de las sencillas aulas del edificio con paredes pintadas de amarillo y estrechos pasillos con pisos de madera que crujen con cada paso, Wilmer aprende matemáticas, geografía, historia, ciencias naturales, música y otras materias mediante el sistema braille (de signos para leer y escribir).
Con él hay otros 31 niños, niñas y adolescentes que tienen el mismo objetivo y provienen de diversos cantones y parroquias de Tungurahua, Cotopaxi y Bolívar.
Esta escuela, que funciona desde 1979 con el sistema educativo convencional, recibe el apoyo de la Pastoral Social de la Diócesis de Ambato y del Ministerio de Educación y Cultura (MEC).
Cinco religiosas de la Congregación de las Hijas de la Caridad administran este y otros proyectos de ayuda social como los albergues para trabajadores foráneos e indigentes. Esta organización está en el Ecuador desde 1889.
Sor Susana Mise es la superiora de esta organización, cuyas integrantes visten hábitos azules.
Ellas están pendientes de los detalles, las conversaciones largas, los abrazos y las gestiones de apoyo. Son la fuerza espiritual que se nota tan pronto se asciende al segundo piso y se escucha a la estudiantina de no videntes, que ya ha logrado exitosas presentaciones y reconocimientos.
“La Pastoral se encarga de cubrir los gastos de los servicios básicos y del mantenimiento de las instalaciones. El Ministerio de Educación paga los sueldos de los 4 profesores. Siempre nos hace falta apoyo solidario y generoso, pero la obra de Dios no se detiene a pesar de estas trivialidades”, asegura Mise con una sonrisa que destaca la seguridad de sus palabras y no deja dudas.
Los muchachos asisten allí de lunes a viernes y cumplen horarios de 13:00 a 18:00. De ellos, 18 estudian en escuelas regulares y concurren 3 o 4 veces a la semana, para reforzar su aprendizaje y fomentar su autoestima y seguridad.
Los otros 14 todavía no van a las aulas, pues primero necesitan guía para desenvolverse desde la oscuridad en este método educativo. Por eso el lema de esta escuela, que se exhibe en un letrero azul que cuelga a la entrada, es ‘Rompiendo barreras, de la sombra a la luz’.
Byron Guerrero es profesor allí. Y también es no vidente. “Aquí utilizamos un método basado en analogías y en un modelo crítico propositivo. La idea es la inclusión educativa, pues la mayoría estudia en escuelas regulares. Hace 30 años estuve aquí, luego en el Bolívar y después en la universidad”.
La educación es gratuita y eso es lo que aporta esperanza y optimismo a las familias beneficiadas. Por eso, Wilmer puede concurrir allí para estudiar, socializar y tener amigos que le entiendan.
Por la misma razón, su madre Alegría ha vuelto a sonreír, a pesar de que su vida es un constante vía crucis por la enfermedad del cuarto de sus hijos (ver su testimonio en el recuadro superior).
“Mi hijo es feliz y eso me consuela. Por verlo alegre no me importa viajar todos los días y dejar las responsabilidades del campo botadas y a cargo de mi esposo.
Tengo muchos gastos y me desespero porque a veces no tengo ni para llevarme un bocado decente a la boca, porque debo comprar medicinas o pagar las atenciones médicas de mi Wilmer”, explica Alegría Ramírez, mientras acomoda su sombrero de paño negro que desentona con su falda oscura plisada y la blusa banca.
A las 18:15, madre e hijo se alejan con los brazos entrelazados, con el doble lazo del amor y la solidaridad que sienten mutuamente.
Datos
La estudiantina de la Escuela Especial de No Videntes Julius Dolphner se presentó el 7 de marzo de este año por el Día de la Mujer. Interpretó música relacionada con la fecha. El 7 de abril también participó por invitación de la Policía en el proyecto de la Escuela Segura. En mayo intervendrán en el Jardín El Vergel y en junio para las nuevas autoridades seccionales.
Esta institución solidaria necesita continuamente alimentos, implementos de limpieza y ropa para niños, niñas y adolescentes. Los interesados en ayudar pueden comunicarse al 03 2825 086.
La familia Masabanda Ramírez vive en la parroquia Pasa, situada en el cantón Ambato en Tungurahua. La mayoría de personas se dedica a la agricultura y a la confección de camisas. Ellos necesitan apoyo y reciben llamadas al 099 153 8898.