Desde 2000, al noreste de la ciudad de Puyo, funciona el Proyecto Encuentro que fue inaugurado por jóvenes misioneros españoles.
Su objetivo ha sido ayudar a los niños  y niñas pobres que requieren de alimentación.
La administración de este centro de apoyo desde hace cuatro años está a cargo de la religiosa dominicana Narcisa Torres.

Ella, con el apoyo de otras religiosas, acude hasta las comunidades donde constata la precaria situación en que viven los pequeños, quienes, con la autorización de los padres, son trasladados hasta la sede del proyecto. Así, las monjas recorren las calles de la ciudad en búsqueda de otros  menores abandonados.

Actualmente, en el centro están 140 niños, niñas  y jóvenes de entre 5 y 19 años.
En su mayoría son de las nacionalidades kichwa, shuar, achuar, desplazados colombianos y otros. Ellos arriban al local a las 07:00 y salen a las 17:00, luego de recibir educación primaria, dos refrigerios y un almuerzo.

La mayoría de chicos asiste a los talleres de capacitación  en forma voluntaria.
El proyecto, a más de facilitar la educación escolar y tramitar la ubicación de algunos jóvenes a través de becas en planteles educativos de nivel medio, dispone de espacios para aprender  mecánica industrial, carpintería y costura.

El año pasado  lograron conseguir un contrato con el Patronato Provincial de Pastaza, para confeccionar uniformes de algunos planteles educativos, así como varios pedidos privados. Las ganancias fueron utilizadas para solventar los gastos internos. Quienes participan en los trabajos son jóvenes que sobrepasan los 12 años de edad.

Al interior del centro también hay huertos e invernaderos donde se cultiva la mayoría de hortalizas. Tienen aves de corral y piscinas con peces que son utilizados para la alimentación diaria de quienes permanecen en el lugar.

Personal especializado que labora en esta iniciativa realiza trámites legales en coordinación con la Dinapen y brinda charlas a los padres de familia sobre  la responsabilidad adecuada hacia sus hijos.
Actualmente laboran 30 personas entre docentes, personal administrativo, voluntarios, psicólogos, trabajador social, de mantenimiento y religiosos del Vicariato de Puyo. Para la preparación de los alimentos cuentan con el apoyo diario de las madres de familia.

El sostenimiento del Centro representa un presupuesto anual de aproximadamente 65 mil dólares. El rubro de mayor egreso es el destinado para la alimentación que llega a los 2.500 dólares mensuales en promedio. 

“Sabemos que el Gobierno busca erradicar la pobreza. A nosotros deben vernos como aliados porque estamos en ese camino. Tenemos un sinnúmero de necesidades y queremos que nos apoyen“, refirió la religiosa Torres.

En el local vive un joven oriundo de la comunidad de Sarayaku, quien llegó a  los 10 años. Él es el quinto de nueve hermanos. “Tengo pena porque este es el último año que estoy aquí y debo ir al colegio. Aquí me dieron todo, desde la comida hasta los útiles, seguiré estudiando porque mi anhelo es ser Policía. Los jóvenes deben dejar los vicios aquí hay mucho que aprender”, refirió el chico.