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Ecuador, 06 de Febrero de 2025
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Unidad sanitaria de chimborazo vigila la venta de comida en bares

Quinua, maíz, habas y lenteja, en dieta escolar

Los propietarios de bares escolares deben vender más frutas y alimentos ricos en proteínas y vitaminas. Foto: Elizabeth Maggi / para El Telégrafo
Los propietarios de bares escolares deben vender más frutas y alimentos ricos en proteínas y vitaminas. Foto: Elizabeth Maggi / para El Telégrafo
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Con el fin de incentivar a los alumnos a que consuman alimentos saludables, energéticos y nutritivos, los propietarios de bares escolares de Riobamba preparan de forma minuciosa los menús estudiantiles.

Dentro de esta dieta se incluyen alimentos ricos en proteínas, vitaminas y minerales, complementos necesarios para cubrir los requerimientos nutricionales de los menores en edad escolar.

Entre estos se encuentran productos agrícolas ancestrales de Chimborazo, tales como lenteja, quinua, maíz tostado y habas.

Además de ser una forma correcta y saludable de alimentarse, esta medida es una disposición que se viene aplicando desde 2010, fruto del acuerdo bipartito entre el Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud, el cual dio paso a la creación del Reglamento para el Control de Funcionamiento de Bares Escolares del Sistema Nacional de Educación.

En este se especifica, entre otras cosas, la infraestructura que debe tener un bar, la indumentaria adecuada del personal y los alimentos que se debe ofrecer.

El artículo 13 del Código reza textualmente que los comedores escolares “incluirán  alimentos,  bebidas y preparaciones tradicionales con costumbres y sabores propios de la población”.

Debido a ello la Dirección Provincial de Salud realiza operativos permanentes para hacer cumplir la disposición.

Los funcionarios controlan desde la comida que se expende en los establecimientos hasta el mantenimiento que reciben los mobiliarios y el local. “Revisamos que los alimentos en oferta contribuyan al bienestar del estudiante, que estos contengan la ‘semaforización nutricional’ y que los locales se encuentren limpios”, mencionó Mariana Vinueza, comisaria de Salud de Chimborazo.

Los esenciales

Frutas y verduras son los alimentos que encabezan la lista de comida adecuada para estudiantes de escuelas y colegios.

Naranjas, manzanas, plátanos, mangos y ciruelas, entre otras, son las más recomendadas por los profesionales de la nutrición  dentro de la dieta de los chicos. “Estas frutas son ricas en potasio y vitamina B, esenciales para el correcto desempeño de los alumnos. Las ensaladas con verduras y hortalizas tampoco deberían faltar en los bares, pues estas aportan  hierro, grasas esenciales y fibra al organismo”, dijo Lorena Sánchez, nutricionista.

En 2013, 5 bares de diferentes planteles fueron clausurados por no cumplir con las disposiciones de salud, en algunos casos por no contar con una higiene apropiada.

En el circuito Riobamba-Chambo se encuentran registradas 281 instituciones educativas, que reciben 65 mil estudiantes. En cada una de estas existen más de 2 bares.

Uno de estos es el colegio Riobamba, en el norte de la urbe, que el año pasado fue reconocido por mantener sus 4 bares en óptimas condiciones y promover el consumo de productos ancestrales como la quinua y el amaranto.

La población estudiantil de esta institución es de 4.300 alumnos. Para llevar una constancia de los que se consume, la doctora y nutricionista del plantel revisa a diario que los propietarios de los 4 comedores se apeguen a este proyecto de Estado.

Entre las comidas que se expenden existe menestra de lenteja, empanadas de quinua, morocho, habas  y choclos con queso, además de chochos que tengan registro sanitario. De otro lado, no hay alimentos  fritos, todo se prepara en el horno para evitar el consumo de grasas saturadas.

“Buscamos que los jóvenes se alimenten de la mejor manera, así evitamos tantas enfermedades que  como hipertensión arterial y obesidad. Hasta el momento tenemos un gran avance”, señaló Mayra Veloz, profesional de la salud del colegio Riobamba.

Según registros que se mantienen en esta dependencia, en años anteriores alrededor de 15 estudiantes acudían después de los recreos por molestias estomacales y otras afectaciones.

En la actualidad, esta cifra disminuyó a cero, lo que según sus autoridades contribuye a que menos alumnos pierdan clases por concepto de enfermedades”.

“Es cierto que nuestras ganancias han disminuido porque ya no vendemos papas fritas, como lo hacíamos antes. Ahora solo expendemos comida nutritiva y que beneficie a los estudiantes”, señaló Claudia Llerena, propietaria de un bar.

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