Quince horas llevando en las espaldas la vida de Latacunga
Es sábado y son las 05:45. Un camión llega desde Zumbahua (Pujilí) con 50 quintales de papas al Mercado Mayorista de Latacunga. Una vez estacionado, los dueños del producto buscan cargadores que bajen los quintales del camión y los lleven hasta el puesto en el que serán comercializados.
Mario Tigse se ofrece. Descarga los 50 quintales en unos 40 minutos por 20 centavos cada uno (lo que representa unos 10 dólares). “Yo trabajo en esto desde los 12 años, estoy acostumbrado al sacrificio y a la dureza de la vida”, afirma.
Tigse es originario de la parroquia Zumbahua, del cantón Pujilí, tiene 45 años, es casado y tiene tres hijos. “Todo lo que hago lo hago por mi familia, para que no les falte nada”, cuenta.
En un día “bueno” puede ganar cerca de 35 dólares, lo que ocurre generalmente los sábados. Mientras que los lunes, martes y miércoles, su remuneración llega a 15 dólares.
Al igual que Mario, unas 40 personas se dedican a realizar este trabajo en el lugar. La mayoría coincide en que ser cargador es una de las profesiones más sacrificadas.
Después de las 08:00, los camiones abastecedores de producto dejan de llegar y la labor de carga escasea. Entonces, los jornaleros ofrecen sus servicios a los compradores.
“Antes, cuando funcionaba la ex plaza de El Salto, teníamos más trabajo. Pero ahora ya no es así. Cada vez hay menos oportunidades”, afirma Darwin Alomoto, quien reprocha la actidud de algunas personas que ocupan sus servicios. “Una vez, una señora me contrató para que le llevara un quintal de papas hasta el taxi.
No había transporte, nos tocó salir casi hasta el sector de la UTC (aproximadamente 22 metros al occidente), no me quisó pagar lo que correspondía y solo me dio 20 centavos. Hay gente que no considera nuestra labor, piensan que no nos merecemos respeto solo porque somos humildes. Nos ven como bestias de carga”, cuestiona.
Darwin es huérfano de padre y vive con su madre y dos hermanas menores en la parroquia urbana San Buenaventura.
Un sábado para Darwin la jornada inicia a las 04:30 y concluye pasadas las 19:00. Esta actividad la complementa con su labor como ayudante de albañilería. Tiene 19 años, aún no está casado y su meta es estudiar. “Quiero terminar el colegio, aunque sea a distancia. Ojalá se dé la oportunidad”, finaliza.