Pastaza, en general, y Puyo, en particular, poseen extraordinarios atractivos turísticos; muchos de ellos son privados y otros los manejan los gobiernos locales.

Los recursos turísticos más importantes de la provincia involucran paseos ecológicos en senderos bien cuidados; observación de animales silvestres propios de la Amazonía; ríos y cascadas enclavados en el bosque tropical húmedo; así como modernas instalaciones de olas artificiales, piscinas y toboganes, ríos represados en forma de diques, etc.

Uno de los lugares donde se puede disfrutar en vacaciones está ubicado en el barrio Obrero, al noreste de la capital provincial. Se trata del Paseo Turístico del Río Puyo.

Para llegar al sitio, solo se necesita pasar el puente colgante y aproximadamente a 600 metros se encuentra el parque Etnobotánico Omaere, considerado por ambientalistas y visitantes como un emblema de la naturaleza, por la variedad de plantas que contiene.
Omaere, el nombre elegido para identificar al sitio, significa “Naturaleza de la selva”, en el idioma amazónico waorani.

La administradora del parque, Janeth Kajekai, contó que ese espacio fue creado en 1993 por la Fundación Omaere, con el propósito de salvaguardar las especies de plantas nativas de la Amazonía.

El lugar tiene una extensión aproximada de 2,5 kilómetros, es eminentemente étnico y botánico y en él se puede encontrar una colección incalculable de plantas nativas, arbustos y árboles que han sido usados por los indígenas de la jungla para curarse de sus dolencias. 

El interés de preservar esta riqueza natural se debe a que un gran porcentaje de las medicinas tradicionales de las nacionalidades indígenas han probado su efectividad en la curación de enfermedades complejas como la malaria, dolores abdominales, musculares y otras.

Los visitantes pueden recorrer el centro acompañados por un guía nativo. En el trayecto, los visitantes reciben explicaciones de las costumbres, tradiciones y formas de vida de las nacionalidades Shwar y Waorani.

También puede ingresar a las casas típicas y mirar los implementos utilizados por sus miembros para elaborar el conocido medicamento sangre de drago y todo en un ambiente natural y selvático. Debido a ello, el trayecto se convierte en una experiencia educativa muy valiosa.

Los visitantes ingresan al parque luego de cancelar tres dólares. Existen descuentos para grupos de estudiantes y familias. La atención es de domingo a domingo, entre las 9:00 y las 17:00.

Otro atractivo es el Museo Etnoarqueológico, ubicado a media cuadra del edificio de la Gobernación en Puyo. Allí se muestran las cinco culturas o nacionalidades principales que habitan la provincia. El ingreso es gratuito y el recorrido toma alrededor de 40 minutos. Entre las piezas más notables en exhibición se cuentan las vasijas funerarias hechas de barro amazónico, las piezas de piedra y herramientas manuales usadas por los aborígenes de Pastaza.

7 nacionalidades indígenas habitan en la provincia de Pastaza, formando una rica diversidad cultura

Pero para aquellos que desean hacer un recorrido fuera del centro urbano, existe el Acuario de la Finca Sarahí. El sitio, que es ideal para la observación de especies de peces de la región, está ubicado a dos kilómetros de la parroquia Shell (cantón Mera), en la vía hacia la parroquia Madre Tierra.

El lugar está determinado como un proyecto de conservación piscícola desarrollado en 10 hectáreas. Alberga más de 80 especies fluviales, en su mayoría propias de la Amazonía. El espacio constituye una combinación perfecta de producción y turismo.

Las especies son exhibidas en un acuario para la observación panorámica de quienes acuden al lugar. Lo más notable es la presencia del “pez paiche”, de cinco metros de largo, conocido como el más grande del mundo de agua dulce.

También se pueden ver especies como el chuti, carachama, chame, boloqueque, carpachina, mota negra, tortugas, caimanes y más.

A más del acuario existen cinco piscinas en las que se cultiva tilapia para el consumo local.

El restaurante que existe en el lugar tiene como característica principal la frescura de los alimentos que se sirven en él. Su especialidad es la tilapia, especie que viene acompañada en el plato con yuca cocinada, arroz y ensalada. El precio de este menú es de 6,50 dólares. Adicionalmente, se ofrece una gran variedad de carnes, acompañadas de deliciosos postres.

El servicio del lugar se complementa con dos piscinas; una de ellas de dimensión semiolímpica y otra para niños. Para llegar a este centro turístico, existe una vía de primer orden, que se puede recorrer en vehículo propio o alquilado. Este servicio existe tanto en Puyo como en Shell, y el costo del flete es de 5 dólares.

La entrada cuesta dos dólares para adultos y un dólar para menores de 9 años. A más del acuario existen cinco piscinas en las que se cultiva tilapia, utilizada para el consumo local.

DATOS

Pastaza es una provincia rica a nivel cultural ya que siete nacionalidades indígenas la habitan junto con la población mestiza colona. Las culturas aborígenes son: Achwar, Andoa, Shwar, Kichwa, Shiwiar, Waorani y Zápara.

Hay varios proyectos turísticos y ecológicos que desarrollan sus actividades a nivel provincial y que ofrecen desde criaderos de animales silvestres, hasta centros de conservación de plantas medicinales.

Pastaza es una provincia con influencia ecológica a nivel mundial, ya que el 95% de su territorio es selva virgen.

HAY MUCHOS PLATOS EXÓTICOS EN PASTAZA

Pastaza ofrece una gran cantidad de platos exóticos para el disfrute del visitante. Allí se puede degustar el maito de pescado, el pincho de gusano “Chontacuro” y caldos como el de carachama. Así también, hay bebidas como la chicha de yuca o la de chontaduro. Y por supuesto “El Volquetero”, un plato tradicional creado en la ciudad de Puyo hace 50 años.

Este consiste en una mezcla de productos de tres regiones del Ecuador. El atún representa a la Costa; el chocho, el tostado y la cebolla a la región interandina y el chifle, de la variedad de plátano yurimagua, hace de emisario de la Amazonía. Este plato típico de los fines de semana se sirve en el malecón del río Puyo Boayacu. Su historia se remonta a los inicios de la construcción de la ciudad, cuando las volquetas y sus choferes eran parte vital del desarrollo de la urbe. El trabajo arduo hacía que los comensales exigieran rapidez a la par que sabor en lo que comían, dando como resultado el mencionado “volquetero”.