Punín se mantiene como el paraíso para los arqueólogos y para las aventuras
En Punín el tiempo parece haberse detenido o por lo menos su marcha es más lenta. Esta sensación ocurre por las costumbres ancestrales que se mantienen y la historia que está guardada en las piezas arqueológicas del museo del lugar, bajo el cuidado del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).
Está a 15 minutos de Riobamba (vía a San Luis). Tiene 5.976 habitantes. La vía principal de ingreso es asfaltada y siempre arriban turistas atraídos por la aventura.
Los paisajes propios de la Sierra acompañan el recorrido. Los extensos sembrados de zanahoria y de papa denotan el progreso agrícola y comercial de su gente.
Punín es parte de la historia riobambeña. Según registros históricos, en ese sitio el mariscal Antonio José de Sucre descansó con sus tropas antes de empezar la Batalla de Riobamba en 1820.
Posterior a esto, los descubrimientos bajo tierra han mantenido a este pueblo en el mapa nacional y mundial. En 1923, un hallazgo sorprendió a los paleontólogos del mundo, cuando se dieron a conocer detalles de un cráneo humano al que se denominó ‘Puninoide’.
Según las investigaciones, el cráneo posiblemente es de una mujer de edad avanzada. Tenía rasgos anatómicos primitivos por su forma ya que es dolicoide (ovoidal) de cara ancha y corta. Muchos consideran a este lugar como un paraíso para los arqueólogos. En 1974 halló otro cráneo de iguales características.
En la actualidad ambas piezas son consideradas las más antiguas halladas en el Ecuador, pues datan de 1.200 años antes de Cristo.
El primer cráneo se encuentra en el museo del Ministerio de Cultura en Riobamba, ubicado en las calles Veloz y Carabobo; y el segundo, en Estados Unidos. Es así porque especialistas lo estudian.
Sin embargo, la comunidad alista la documentación respectiva para que regrese a Punín. “Las autoridades están colaborando, pues pertenece a esta parroquia. Por eso adecuamos el lugar para que la gente nos visite”, indicó Fabián Valla, miembro de la parroquia.
Con el apoyo del Gobierno provincial, los habitantes construyeron un museo en la quebrada de Chalán, donde reposan alrededor de 20 piezas arqueológicas. Se destaca el hueso de un mastodonte encontrado en 1894 y el cual se mantiene en una urna de vidrio.
A solo 5 minutos del museo están lo que llama más la atención de científicos y turistas: las pisadas de dinosaurios. José Remache, vecino del sector, dijo que tras un aluvión salieron a la vista huesos que se encontraban sepultados en la tierra.
“Algunos extranjeros llegaron para los análisis y determinación de que son (huesos) de mastodontes. Es muy interesante porque es un puente al pasado. Se sospecha que estamos sobre un cementerio de dinosaurios. Por eso, nos esforzamos en cuidarlo”, aseguró.
Se cree que los animales prehistóricos huyeron por la erupción del volcán Tulabug y dejaron sus huellas en la lava. Esto causa fascinación y se han tomado cientos de fotografías. Los vecinos crearán senderos para que los visitantes no dañen las huellas al caminar por el sitio. El museo está abierto todos los días para que las personas puedan disfrutar de un paseo en el tiempo.