Por Juan Sebastián Espinosa, estudiante del noveno ‘B’, colegio Atenas

El compromiso de la Prefectura de Tungurahua con la salud y bienestar de la población motivó a la creación de una política provincial en favor de la agricultura limpia.

Tras varios años de estudios sobre los efectos nocivos de ciertos pesticidas e insumos agrícolas, en 2012 la dirección de producción del Gobierno Provincial emitió una ordenanza que prohíbe el uso de determinados plaguicidas en los 9 cantones.

Manuel Ullauri, director de esta unidad, destacó la importancia de este acuerdo para la salud de los tungurahuenses.

“Se ha detectado una estrecha relación entre el uso de ciertos productos químicos en cultivos con enfermedades estomacales. Esto motivó a crear una ordenanza en la que se impulsan métodos ancestrales y naturales para evitar plagas y potenciar la productividad”, dijo.

Una de ellas es la siembra cooperativa. Esta consiste en cultivar dos especies vegetales de diferentes clases, cuyos olores, sustancias volátiles y colores, ahuyenten a plagas de insectos y aves que destruyen las siembras.

Otra de las alternativas al uso de químicos fuertes es el uso de biol, abono orgánico natural que favorece el crecimiento de las plantas en poco tiempo.

En la provincia de Tungurahua los productos más beneficiados con esta técnica son maíz, papa, tomate, fréjol, granadilla, aguacate y una docena de frutas más.

El biol es elaborado a partir del estiércol de los animales.

El proceso se realiza en un biodigestor, un recipiente amplio en el que se descomponen las sustancias orgánicas de vacas, gallinas, cerdos, ovejas y gansos.

Es un excelente estimulante de las plantas y un completo potenciador de los suelos.

El procedimiento es sencillo y sobre todo económico. Se recoge el estiércol en un recipiente con tapa hermética, se agrega agua, leche cruda, cortezas de frutas, hojas de ortiga y al cabo de un par de semanas, el biol está listo. (I)