Ubicado en la parte baja de Ambato, el sector de Pishilata puede pasar inadvertido para muchos ambateños, pese a ser la parroquia más grande del cantón y la de mayor desarrollo agrícola y ganadero de la urbe desde hace más de 4 siglos.

Las 120 familias que residen allí cultivan  brócoli, lechuga, col, zanahoria, papa, camote, oca, acelga, col, nabo, maíz, tomate, pera y apio; como parte de la herencia agrícola dejada por sus antepasados.

“Todos los residentes de esta parroquia descendemos de los famosos agricultores de Ambato que en 1850 fueron a ciudades como Quito, Guayaquil, Manta y otras, con el propósito de dictar cátedra en temas agrícolas y ganaderos. Si bien esta anécdota ya no la recuerda casi nadie, estamos seguros de que gran parte del desarrollo agrícola de estas ciudades se debe a las enseñanzas de estos ambateños, pese a la diferencia de clima, temperatura, piso climático y productos endémicos de estas ciudades”, aseguró Fernando Loaiza, granjero del lugar.

Al igual que él, otras 110 familias más del sector se dedican a cultivar estos productos, que los riegan con las aguas del río Ambato.

La extensión

La jurisdicción de esta parroquia abarca toda la parte baja del barrio La Península, ribera norte del río Ambato y se extiende hasta la zona alta del paso lateral.

Colinda al norte con el barrio Ingahurco Bajo, al sur con Picaihua y al este con la avenida Bolivariana, conectando la parte baja de la ciudad con el sur.

Es también el paso obligado para quien desee llegar hasta el sector de Las Viñas, ubicado a 15 minutos del centro de Ambato.

En el centro del poblado están la iglesia de San Pedro de Pishilata y un pequeño parque y cancha deportiva donde cada tarde se concentran varias ligas locales de fútbol.

“Debido a que vivimos en medio de las 2 mesetas que dividen el norte con el centro de Ambato, el lugar no es golpeado por el viento frío, lo cual favorece para mantener una temperatura que varía entre los 22 y 28 grados durante el día. En la pequeña cancha del poblado organizamos partidos de fútbol, básquet y voleibol cada 2 días”, señaló Fernando Molina, habitante del sector.

El incesante recorrido de las aguas del río Ambato en su camino hacia la parte norte, sumado al colorido del paisaje por los diferentes tipos de cultivos, así como las distintas especies de aves de la zona convierten a Pishilata en un destino turístico.

Ojos de agua

Los escasos 5 u 8 metros que separan a la mayoría de terrenos cultivables de las orillas del río Ambato favorecen la presencia de los llamados ojos de agua, vertientes de líquido cristalino que aparecen en las riberas del afluente y que sirven como reservorios naturales para los lugareños.

“Pese a que los vemos y usamos todos los días, aún no nos deja de sorprender la ingeniería natural con la que se forman los ojos de agua. Estos surgen solo en zonas con arena negra, de tal forma que aparecen y desaparecen de forma súbita.

Allí, lo que nosotros hacemos es colocar un límite natural con tierra o materiales de construcción como zinc para evitar el desbordamiento, de tal forma que nos sirven como una piscina natural o como reservorio de agua en caso de sequía”, dijo Eliza Vargas, habitante del lugar.

Aprovechando esto también algunos lugareños han instalado criaderos artificiales de truchas y tilapia, razón por la cual el sector empieza a ser conocido como ideal para la pesca deportiva.

A pesar del gran potencial agrícola del lugar, el cultivo más rentable sigue siendo el maíz, motivo por el cual el 90% de los habitantes lo tiene en sus propiedades, lo alterna con otros productos como el fréjol, granadilla, tomate de árbol y las partes menos productivas como potreros para el ganado que es criado por el restante 10% de la población.