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Ecuador, 06 de Febrero de 2025
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El Telégrafo

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Píllaro da la bienvenida al ‘veranillo de la almas’ con el festival de flores secas

Los floricultores tungurahuenses aprovechan las prolongadas horas de sol que llegan a partir del 2 de octubre para secar gran cantidad de especies vegetales. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
Los floricultores tungurahuenses aprovechan las prolongadas horas de sol que llegan a partir del 2 de octubre para secar gran cantidad de especies vegetales. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
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El sol y las coloridas flores andinas son elementos naturales que llenan de alegría a los pueblos serranos. En Píllaro, cantón de Tungurahua ubicado a 2.803 metros sobre el nivel del mar, la unión de ambos da paso a uno de los eventos florícolas más curiosos y coloridos del país.

Se trata del festival de flores secas, que se realiza cada año a inicios de octubre y se prolonga hasta mediados de noviembre. Esto con ocasión de dar paso al popularmente llamado ‘veranillo de las almas’, época más soleada y calurosa del año en la sierra centro, y demostrar el potencial florícola de este cantón, caracterizado por un clima mayoritariamente frío.

Esto además anticipa la llegada del día de los difuntos y las tradiciones gastronómicas y ancestrales que en el cantón se realizan por tal motivo, tales como la elaboración de la colada morada, comer junto a las tumbas de seres queridos y la limpieza espiritual de la comunidad.

Los floricultores tungurahuenses aprovechan las prolongadas horas de sol que llegan a partir del 2 de octubre para secar gran cantidad de especies vegetales. Éstas son adquiridas por cientos de aficionados a las flores cada año, con diferentes fines.

Fernando Montaguano, pillareño de 40 años, señaló que este evento es uno de los más importantes, alegres y llamativos del cantón, tras la diablada del 6 de enero.

“Todos los productores de flores, no solo de Píllaro sino de toda la provincia, se dan cita en la plaza antigua del pueblo. Allí, arman cubículos pequeños donde exponen grandes cantidades de astromelias, claveles, crisantemos, margaritas, limonios, cartuchos, azucenas y rosas secas”, dijo.

Estas últimas, añadió, merecen una mención especial pues son las más apreciadas, solicitadas y compradas durante el festival. Todo empieza con la recogida de las especies, a finales de septiembre. Después de clasificar las flores más grandes y coloridas, para su exportación a países como China, Rusia, Japón y Estados Unidos, los agricultores separan los brotes pequeños y maltratadas para el secado, aprovechando así casi por completo la producción.

El siguiente paso es humedecer ligeramente las flores con un rociador o manguera y tenderlas en una superficie grande y plana, preferentemente cubierta de cemento pues este material agiliza el secado, durante la mañana. Otra opción es tender los brotes durante la madrugada, 05:00, para aprovechar el rocío de ese horario.

“Antiguamente se realizaba el desecado con esta última técnica. Al igual que cuando se plancha una prenda humedeciéndola, los capullos se secan mejor con un leve rociado previo a la exposición solar, que generalmente toma unas 6 horas”, dijo Santiago Lozada, pillareño.

Después de este tiempo, los agricultores recogen delicadamente las especies secas y las guardan en cajas de madera especialmente diseñados para protegerlos de la humedad y demás agentes ambientales que pudieran estropearlas.

La feria de flores secas se realiza los lunes, miércoles, viernes y sábados en la plaza antigua del cantón. Allí, los mercaderes de este producto las exhiben en sus locales y tendederos especialmente colocados en el lugar. El número de vendedores que allí se dan cita es de aproximadamente 50, y los visitantes suelen llegar a los 500 por día.

A más de motivos ornamentales, las flores son adquiridas para obtener pintura natural de sus pétalos y tallos. De igual forma, los compradores usan los brotes secos para obtener sus fragancias, que tras el secado han sido capturadas hasta el momento de humedecerlas otra vez.

“Generalmente se las expende por ramos o arreglos. Uno, que puede ser exclusivo de rosas o contener varias especies, cuesta alrededor de $ 3. Sin duda las rosas son las preferidas, seguidas de claveles y cartuchos, por sus vivos colores”, dijo Susana Loaiza, floricultora.

A más de los visitantes locales y nacionales, norteamericanos, franceses, españoles y otros europeos suelen asistir al festival. Si bien en estos países existe un gran potencial florícola, existen muy pocas ferias donde el producto principal sean las flores secas.

“Ellos disfrutan mucho del evento. Se fascinan al ver como en un pueblo tan pequeñito existe tal variedad de flores, razón por la cual se toman fotos y hacen videos. Incluso la National Geographic realizó un reportaje hace varios años”, aseveró Rebeca Solano, agricultora pillareña.

En el lugar además se puede encontrar sigse, carrizo, caña de maíz, cabuya y espárragos secos, que generalmente sirven para complementar los arreglos.

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