Museo Rumiñahui guarda la historia de los panzaleos
A 10 minutos de Píllaro, cantón ubicado al norte de Tungurahua, se encuentra uno de los lugares más interesantes, fantásticos, novedosos, poco conocidos y llenos de cultura, tradición e historia de todo el país.
Se trata del Museo Rumiñahui, galería que lleva 20 años exponiendo la historia y prehistoria de los pueblos Panzaleo, mediante una extensa exhibición de objetos antiquísimos encontrados en todo el cantón, tales como vasijas de barro, piedras, murales, armas, huesos y pinturas de esta cultura.
Situado en el barrio San Juan de Píllaro, el museo pertenece a Luis Lara, respetado arqueólogo y maestro de la localidad que ha dedicado su vida a realizar excavaciones y expediciones a lugares poco conocidos como las vertientes del Parque Nacional Llanganates o los vestigios de Huaynacuri.
Una gran colección de piedras y rocas de diferentes formas, colores y texturas dan la bienvenida a los visitantes, en el pasillo que antecede a las 7 salas de exposición.
En la primera sala, se puede observar una gran colección prehispánica de vasijas, pondos, ollas y recipientes de barro y arcilla, en las cuales se muestran dibujos y jeroglíficos de las culturas Panzaleo y Puruhá.
“Esta compilación de reliquias son el resultado de muchos años de investigación y excavaciones. Cada uno de estos objetos, elaborados con tierra, agua y diferentes tipos de arcillas eran muy significativos para nuestros antepasados, ya que fueron artefactos útiles mientras vivieron y, después de la muerte, eran recipientes que los acompañaban al viaje hacia la eternidad, con los productos y comidas típicas de cada territorio”, manifestó Lara.
En esta habitación también se puede observar una extensa colección de vasijas funerarias, recipientes de barro lo suficientemente grandes como para servir de sarcófago a los príncipes y caciques indígenas de alto rango que eran enterrados en lugares sagrados.
En la segunda habitación, se exhibe una amplia compilación de huesos, conchas y corazas de animales prehistóricos que habitaron el altiplano hace más de 5 mil años.
Madera petrificada, resinas con insectos en su interior y restos vegetales, entre otros son los objetos que se muestran en la tercera sala y los que despiertan el interés de los visitantes por el perfecto estado de conservación, a pesar del paso del tiempo.
Un cementerio tecnológico
En la cuarta galería, se pueden observar artefactos tecnológicos del siglo XIX. Televisores, radios, computadoras, máquinas de escribir, relojes, calculadoras y otros objetos que para los años cincuenta, sesenta y setenta eran considerados de última tecnología.
Juan Lara, el propietario del museo, ha guardado estos objetos para que las nuevas generaciones conozcan el origen y evolución de estos artefactos eléctricos cuyas funciones en la actualidad se pueden encontrar a modo de aplicaciones en un teléfono inteligente.
Las otras 3 salas están dedicadas a exhibir herramientas antiguas, libros, rocas sagradas y ceremoniales, dioses indígenas en miniatura y especies vegetales endémicas.
El Pumamaqui, planta del lugar cuyas hojas son similares a las de un puma, es una de las que más llama la atención de los turistas, al igual que el cactus Aguacolla, del cual se cree tiene la virtud de alejar malos espíritus y energías negativas.
En total, el museo contiene más de 5 mil piezas en exhibición.
Horario de atención y costo
Este lugar permanece abierto al público ininterrumpidamente, de 09:00 hasta las 17:30. El precio de ingreso es de $ 1 por persona.
Para llegar al museo hay que acceder por la parte sur de Píllaro, por la vía que lleva a Huaynacuri.