Publicidad

Ecuador, 16 de Noviembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

El servicio está disponible en todas las unidades del país

Los progenitores también tendrán asistencia en los CIBV

Los espacios lúdicos de los Centros Infantiles cuentan con medidas de seguridad para menores de 0 a 3 años.
Los espacios lúdicos de los Centros Infantiles cuentan con medidas de seguridad para menores de 0 a 3 años.
Foto: Roberto Chávez / EL TELÉGRAFO
08 de julio de 2017 - 00:00 - Redacción Regional Centro

Ambato.-

“Cuando María y su bebe llegaron, ambos habían perdido la alegría y sonrisa propias de sus edades. Llegaron con la esperanza de conseguir cariño, consejería y asistencia sicológica, y no fueron defraudados”.

Este breve relato describe de manera corta una triste etapa de la vida de María (nombre protegido), una madre soltera ambateña y su hijo de 3 años.

Quien hace la reseña es Rosa Paredes, coordinadora del Centro Infantil del Buen Vivir (CIBV) Blanca Martínez Mera, ubicado en el centro de Ambato.

Hace año y medio por recomendación de una amiga la joven llegó al lugar con el objetivo de que su hijo reciba cuidados, alimentación adecuada y, sobre todo, terapia emocional que le ayuden a superar la violencia intrafamiliar que vivió.

Lo que María nunca se imaginó es que ella también se beneficiaría de la asistencia que brindan los profesionales de los CIBV, unidades a cargo del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) y que priorizan la atención a niños de hogares en estado de pobreza, extrema pobreza y vulnerabilidad.

Asistencia familiar

Este servicio no es exclusivo de este centro u otro similar en el país. Si bien el propósito de estos establecimientos es brindar a niñas y niños de 0 a 3 años educación inicial, nutrición, salud preventiva y cuidados diarios, el personal también se asegura de que en los hogares se garanticen las condiciones necesarias para un desarrollo adecuado del menor.

“El niño no es un ser aislado, viene de una pareja y familia, en los cuales si no hay paz, amor, comprensión, afecto y ambiente de respeto, los pequeños crecerán con traumas, temores y más daños sicológicos”, señaló Patricia Telenchana, estimuladora del Centro Blanca Martínez Mera. Es el caso del hijo de María, cuando ingresó a este CIBV  era tímido y le costaba expresarse.

“Lastimosamente en sus primeros años de vida, mi bebe atestiguó y escuchó discusiones, peleas, agresiones y amenazas por parte de mi exconviviente. Todo esto provocó que él desarrolle un problema para comunicarse y relacionarse, no solo conmigo sino también con chicos de su edad”, comentó la madre.

Preocupada, al verlo en ese estado buscó ayuda pero sus limitaciones económicas fueron un obstáculo. Mas, al llegar al centro infantil, los profesionales del lugar evidenciaron que María también padecía daño sicológico.

“A primera vista se reconoce a una víctima de violencia. En su rostro la joven expresaba desesperación y aunque no lo decía, requería de consejería; de igual forma su hijo quien hacía rabietas y no acataba órdenes”, agregó Rosa Paredes.

De inmediato los profesionales dirigieron terapias tanto para la joven madre como para el pequeño, y los frutos no se hicieron esperar.

“María tenía la autoestima baja, y después de la consejería y terapias decidió apartarse de su pareja, quien la maltrataba, y así garantizó un ambiente sano para su hijo; hoy es una mujer independiente, trabaja y mantiene a sus dos hijos sin limitaciones”, agregó Paredes.

Las universidades Indoamérica, Católica y Técnica de Ambato son algunas de las instituciones que mantienen convenios con el MIES en Tungurahua, a fin de garantizar asistencia sicológica en los CIBV.

Por su parte Fabricio Velasteguí, director del MIES en Tungurahua, destacó que el Centro Blanca Martínez Mera atiende a 100 niños de 0 a 3 años, cuenta con 10 docentes y tiene un presupuesto anual de $ 147 mil. (I)

En las aulas y patios de los CIBV, los menores desarrollan a diario sus habilidades y motricidad, bajo la atenta vigilancia de profesionales de la estimulación. Foto: Roberto Chávez / EL TELÉGRAFO

Contenido externo patrocinado