Los mausoleos de 2 personajes que trascendieron por el virtuosismo de sus escritos y por el abundante legado cultural, en Ambato y el mundo, difieren en su arquitectura, volumen y en la llegada de turistas.

Mientras el mausoleo de Montalvo, que resalta el pensamiento del ensayista considerado el Cervantes de América, impresiona por su imponencia y ubicación privilegiada en el centro de la ciudad, el de Juan León Mera (autor de la letra del Himno Nacional del Ecuador) es más modesto y apenas se da a notar en la tradicional parroquia Atocha, situada al noroccidente de la capital tungurahuense.

Un deseo antes de morir

El escritor, prosista y pintor ambateño, Juan León Mera Martínez (1832-1894), como admirador del romanticismo francés (Chateaubriand), llevó los acentos románticos al tema indígena con sus obras más populares: Cumandá y Melodías Indígenas.

Con respecto a la muerte, sus biógrafos mencionan el fragmento de una de las cartas personales que redactó en 1894 respecto a su propiedad en Atocha: “Qué bella y apacible es nuestra quinta. Pido a Dios me conceda el favor de pasar en ella mis últimos días: quisiera morir oyendo el murmullo de mi río y el canto de sus pájaros”.

Precisamente a 2 cuadras de esta estructura, que guarda entre sus paredes de adobe los recuerdos, manuscritos, pinturas y fotografías, se levanta el mausoleo que fue declarado bien perteneciente al Patrimonio Cultural de la Nación en 1992. La cripta se sitúa en la calle Mentor Mera, a una cuadra de la ajetreada avenida Rodrigo Pachano, en el centro de Atocha, junto al Seminario Pío X.

Es una construcción sencilla de piedra con una cúpula en media naranja que el año pasado fue restaurada. Tiene una forma cilíndrica y está rodeada por un pequeño jardín cerrado con pilares de piedra, vallas de metal y piso de baldosa.

Los fines de semana arriban a esa zona cientos de turistas del país para visitar las quintas, y el jardín botánico y para degustar la gastronomía tradicional, especialmente la colada morada y las empanadas.

“No sabía que esa pequeña edificación cercada con pilares de piedra y verjas verdes había sido construida en honor a Mera. Acabo de visitar la quinta y me parece maravillosa. Es una lástima que no haya un nexo turístico entre ambos atractivos”, opinó Raúl Sánchez, quiteño.

Una edificación con toque griego

El mausoleo de Juan Montalvo Fiallos fue construido en 1932 por el arquitecto Jorge E. Mideros, por decisión del Consejo Municipal de Ambato. Allí se guardan celosamente los restos del ilustre escritor y ensayista que permanecieron en Guayaquil desde 1889 luego de haber sido trasladados desde el lugar de su muerte en París.

“Su arquitectura es clásica griega y se expresa especialmente en el frontón que se asemeja a un templo griego. Las columnas son de piedra pishilata y tiene grandes farolas. En un cofre especial, con una cubierta de vidrio, permanece el cuerpo momificado del ‘Cervantes de América”, explica Cecilia Valdez, directora Académica de la Casa de Montalvo.

Está situado en el centro de Ambato, en la calle Montalvo, entre Rocafuerte y Bolívar. Su construcción empezó en 1930 y concluyó en 1932 para conmemorar en ese tiempo los 100 años del natalicio del escritor.
Allí reposan los restos momificados de Juan María Montalvo Fiallos. Nació en esa propiedad el 13 de abril de 1832 y murió el 17 de enero de 1889. Unas 1.100 personas por mes visitan ese lugar. (I)

Datos

En 1858, cuando Juan León Mera tenía 26 años, publicó el primer libro denominado Poesías y así empezó su carrera política y de funcionario público.

El 21 de enero de 1862, Mera se casó con Rosario Iturralde. En los próximos 7 años (hasta 1869) decidió vivir en Atocha. Con su cargo de Senador Principal de Tungurahua (1869-1879) impulsó su quinta.

El 21 de marzo de 1989, el Congreso expidió la Ley que creó la Casa de Montalvo, entidad de derecho público y autonomía financiera y administrativa. Estudia y difunde la obra intelectual y el pensamiento del escritor.

La arquitectura del mausoleo de Montalvo es única en Ambato y Tungurahua. El ensayista nació en esa propiedad el 13 de abril de 1832 y murió el 17 de enero de 1889. Entre 1984 y 1988 se hizo una restauración total de este inmueble. En 1927 el Municipio tomó posesión de esta propiedad. (I)