Santiago Flores tiene un almacén de ropa desde hace siete años en la calle Guayaquil.  Renovó su letrero hace un año, pues -dice- que “ya estaba viejito y no se leía nada”. Y ahora, su letrero de 60 cm de alto por 1 m de largo, deberá ser retirado porque la Comisaría Municipal del cantón Riobamba le dio un ultimátum.

En la misma calle, cerca de la García Moreno (centro de la ciudad), labora Marcia T., quien también recibió la advertencia sobre su letrero y sus maniquíes que ocupaban la acera. “Pero vea, no obstaculiza en nada, no molesta a nadie; y aquí adentro dónde voy a ponerles, no tengo espacio”, se quejó la comerciante que lleva una década vendiendo en esa zona de la ciudad.

“(Nos persiguen) a nosotros que somos comerciantes que solo sacamos para el día, para cuidar de la familia. Pero vea esos grandes anuncios que ponen en el norte; tapan todo, se ubican en las avenidas, cierran el paso a la gente y ahí no dicen nada”, afirmó la mujer.

Al respecto, el comisario municipal de Riobamba, Vicente García, señaló que a más de ser una disposición de la actual administración municipal, es una obligación de la ciudadanía cumplir con las ordenanzas emitidas en todo momento por el Cabildo para el ordenamiento de la urbe.

La ordenanza establece que está prohibido el uso de la vía pública para la instalación de puestos de venta o comercialización eventual o permanente; colocación de obstáculos, vitrinas en aceras, y que personas naturales o jurídicas fijen anuncios, propagandas, carteles, afiches y otros en las fachadas de los edificios, postes, verjas, cercas y otros lugares, en el área del Centro Histórico.

García aseguró que los operativos serán diarios, y que luego de haberse dado un tiempo perentorio para que se efectúen los arreglos necesarios en los comercios, se aplicarán las multas que, de acuerdo con la normativa, corresponden a un salario básico (318 dólares).

“Yo estoy de acuerdo con lo que intenta hacer el Municipio, pero debe aplicarse a todos. Hay comerciantes que en un carro pasan anunciando sus mercaderías: naranjas, ropa, en fin un sinnúmero de cosas, y ellos tranquilos, sin pagar patente, impuestos, y nadie les dice nada”, se quejó un comerciante que pidió la reserva de su nombre.