Minutos antes de las 11:00 del jueves 18 de diciembre, Inti Chicaiza y Dened Mejía no se conocían.
Ambos tienen la misma edad (13 años) y comparten una actividad extraescolar: los clubes de periodismo.

Inti estudia en la Unidad Educativa del Milenio Intercultural Bilingüe Chibuleo, ubicada en la parroquia Juan Benigno Vela, cerca de Ambato. Dened, en cambio, se capacita en la Unidad Educativa Mario Cobo Barona, situada en la zona alta de la capital tungurahuense.

Una semana antes del día indicado, los coordinadores e instructores de esta actividad acordaron cumplir con el pedido de los integrantes del club de periodismo de la Unidad Cobo Barona: compartir y conocer a sus pares de Chibuleo.

“La idea nació de ellos. Fue espontánea y pusimos manos a la obra. Comunicamos de esta decisión a los rectores y ellos se pusieron de acuerdo vía telefónica”, explicó la coordinadora institucional del club, Mónica Altamirano.

Los preparativos y el viaje

Esa mañana, los jóvenes ambateños cargaron con chuletas y botellas de refresco en un transporte alquilado. Por delante tenían 40 minutos de viaje que empezó en su establecimiento educativo, en la esquina de las calles Shyris y Rumiñahui.

Deneb y sus compañeras vistieron el calentador institucional de colores blanco y verde oscuro. Los varones, en cambio, utilizaron el uniforme formal con pantalón gris y saco verde oliva.
Entusiasmados y algo nerviosos emprendieron la travesía a las 10:00. La carretera recientemente reasfaltada Ambato-Santa Rosa-Guaranda les permitió avanzar sin contratiempos. Excepto cuando tuvieron que esperar su turno a la altura del puente bayley.

La mañana empezó  algo gris cerca del páramo. Chibuleo está formado por 4 comunidades: San Francisco, San Alfonso, San Pedro y San Luis.

Casi la totalidad de los 12 mil habitantes pertenece a la nacionalidad kichwa. La mayoría es bilingüe. Es decir habla castellano y kichwa y su vestimenta se caracteriza por el uso de ponchos rojos a rayas, pantalones y sombreros blancos, en los hombres y las mujeres utilizan anacos negros y blusas claras.

La señalización informativa dentro de la Unidad Educativa Chibuleo utiliza ambos idiomas. Esto llamó la atención de los chicos ambateños, pues se sorprendían cuando leían Kamukunapak uku (biblioteca).
O cuando les decían alli chishi (buenos días) o mashis (compañeros). Frente a la biblioteca se unieron los 2 grupos y formaron una media luna. Alberto Guapisaca, rector, les dio la bienvenida.

“Nuestras instalaciones están abiertas a todo el mundo. La biblioteca está abierta hasta las 22:00 para la familia educativa del país. Me encanta muchísimo este proyecto que ha permitido visibilizar a nuestros establecimientos para que nos conozcan en el mundo”, dijo Guapisaca al micrófono.

Los intercambios  educativos, recordó Guapisaca, serán una dinámica constante de esta unidad a partir de 2015 con la implementación del bachillerato internacional.

Mónica Altamirano también aportó con su mensaje. “Este es un momento muy especial de convivencia y hermandad. Apliquemos la bondad en todo lo que hagamos”.

En los minutos siguientes, los chicos unieron sus voces a 2 villancicos grabados. La participación juvenil fue planificada por Martha Lligalo, coordinadora del club de Chibuleo.

“Estamos seguros de que el próximo año nos irá mejor con este gran proyecto de comunicación”, dijo.
Tras los aplausos, el instructor de diario EL TELÉGRAFO, José Miguel Castillo, solicitó la participación de los estudiantes y les recordó que el miedo escénico ya fue superado por los miembros del club. Solo entonces los adolescentes comenzaron a hablar al micrófono con mayor seguridad. 

“No importa si nuestros familiares nos caen bien o mal, debemos compartir con ellos en esta temporada porque existe un Dios”, aseguró Dened.

“La Navidad es grande. Es para compartir y amar. Debemos dar un pedacito de nosotros”, dijo Inti.

Las actividades de ese día

Los estudiantes visitaron las aulas y en el trayecto conversaron con los profesores y alumnos.
La Unidad Educativa Chibuleo cuenta con laboratorios de física, química, tecnología e idiomas.

También con bloques de administración, biblioteca, aulas, sala de uso múltiple, bar, parqueaderos y baterías sanitarias. Toda la infraestructura luce nueva y moderna.

Además cuenta con un patio cívico, pizarras inteligentes, canchas y oferta educativa completa desde educación inicial hasta el bachillerato. El costo de este proyecto educativo es de $ 4’210.348, pero para terminarlo se invertirán unos $ 10 millones.

En la zona baja de este plantel, los jóvenes organizaron encuentros de básquet y fútbol entre hombres y mujeres. Los chicos chibuleos gritaban: Messipak wawa, que significa  “hijo de Messi”, en referencia al astro argentino de fútbol.

En este escenario, Dened e Inti se conocieron. La primera le explicó que su nombre significa “punta de la constelación del Cisne” y el chico le dijo que el suyo es un nominativo del sol. Otros chicos procedieron igual para entablar amistad.

Pero fue el laboratorio de informática el que llamó la atención y el interés de todos.
José  Palacios, profesor de informática, les pidió que utilizaran uno de los 30 computadores. Casi de inmediato, los chicos ya estaban navegando en las redes sociales.

“Nosotros manejamos el Facebook en forma educativa para publicar trabajos en archivos adjuntos. Procuramos comentar sin faltas de ortografía y subir fotografías no comprometedoras y muy respetuosas”, resaltó Palacios.

A las 14:00, los estudiantes se concentraron en un área verde y compartieron un asado acompañado de papas y habas de la zona.