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Los comerciantes formales se unen al control de ambulantes
“En la tarde de cualquier día, las calles aledañas al sector El Salto, en Latacunga, se convierten en la vitrina de decenas de comerciantes informales”. Es la opinión del comisario municipal, Hugo Ávila.
Los informales, según las indagaciones de este funcionario, arriban de las provincias vecinas como Chimborazo, Tungurahua y Pichincha. La forma cómo se ganan la vida, según las autoridades, causa inconvenientes a los comerciantes formales por causa de la reducción de las ventas.
En esa situación se encuentran los 800 expendedores del Mercado Cerrado y del Centro Comercial Popular. Por eso, acordaron formar grupos para acompañar a los policías municipales en los controles.
El sábado 9 de abril se produjeron roces entre ambos grupos. Unos defendieron su derecho constitucional al trabajo, mientras que los otros los acusaban de aplicar “una competencia desleal porque no pagan impuestos ni arriendos”.
Los sitios frecuentados por los ambulantes son la avenida Amazonas y las calles Antonia Vela, 2 de Mayo y 5 de Junio. En esta última se concentran debajo del puente en las cercanías de la Terminal Terrestre de Latacunga.
Pablo P. llega de su natal Pelileo (Tungurahua) los viernes y sábados, pasadas las 16:00. Allí comercializa correas, billeteras, monederos y artículos pequeños de cuero. Es una costumbre de 5 años.
Incluso, Pablo formó parte del censo que realizó el alcalde, Patricio Sánchez, hace 2 años con el que se estableció que existían aproximadamente mil personas que se dedicaban a esta actividad en las calles de la cabecera cantonal.
En ese entonces, les ofrecieron un puesto en el Mercado Mayorista de Latacunga, ubicado en la entrada norte de la ciudad. Pero no aceptaron. “Es muy lejos. Allá va poca gente y mi producto no sale”, fue la justificación que dio Pablo P.
Y añade que no está arrepentido. “Con este trabajo logro mantener a mi hija de 12 años. Soy viudo y pese a la presión y los controles no dejaré las calles”. (I)