En la zona subtropical de Cotopaxi se encuentra el cantón Pangua que debido a sus atractivos, es conocido también como el ‘paraíso escondido’. Allí un 90% de los 22 mil habitantes se dedica a la producción de caña de azúcar, base de la panela y el aguardiente.

Lautaro Ávalos,  productor del licor artesanal,  considera esta actividad como una de las más sacrificadas que hay, porque el cultivo de caña es laborioso, la siembra debe realizarse en invierno y a veces las lluvias son fuertes y causan deslaves a menudo mortales e inundaciones que dañan los plantíos.

La caña tarda un año y medio en estar lista para su cosecha. Los machetes afilados se encargan de arrancar el tallo de las plantas maduras, para que después sean transportados, a lomo de burro y caballo, hasta los trapiches, donde se extrae el jugo que posteriormente es fermentado  para convertirlo en el reconocido aguardiente.

Ávalos recuerda que en 2011, personas inescrupulosas que no pertenecen a este cantón decidieron añadir etanol para abaratar los costos de producción.

El hecho produjo daños irreversibles en la salud de quienes consumieron la bebida, e incluso 50 de ellos murieron.

Desde entonces las ventas decayeron considerablemente y el negocio se volvió menos rentable.
La gente todavía recuerda el incidente y prefiere consumir otra clase de bebidas alcohólicas locales e importadas.

La venta en la actualidad

Para la oferta de este licor artesanal se utilizan intermediarios y sus ganancias diarias no superan los $ 8 o $ 9.

“Para poder vender el producto es necesario contar con buenas carreteras. Pero el único camino aceptable es el que conecta Pangua con Moraspungo. Los demás caminos vecinales son intransitables.

Necesitamos que las autoridades nos ayuden, pues cuando empieza el invierno y las precipitaciones se intensifican ocurren desbordamientos de ríos que amenazan con destruir los puentes”, solicitó Laura Solano, agricultora de la parroquia Ramón Campaña.

Esta no es una realidad aislada, las 3 mil familias que viven de la producción de caña de azúcar enfrentan los mismos problemas.

Pese a ello producen cerca de 2 millones de litros de aguardiente al año que se distribuyen en diversas provincias del Ecuador.

Para Campaña, el cultivo de caña es la única alternativa de oficio que tienen, pues el piso climático subtropical en el que se encuentra este cantón no permite el cultivo de frutas de la Sierra ni la Costa.
La ganadería es la segunda alternativa, pero muchos no la practican debido a los riesgos de pérdidas económicas que enfrentan.

“A veces se presentan enfermedades y aquí estamos aislados, el ganado se muere y nos arriesgamos a perder toda la inversión que hacemos con grandes sacrificios y préstamos”, indicó Solano.

Pero la realidad para los cañicultores de Pangua tiene posibilidad de cambio. Cerca de 4 mil personas de las parroquias El Corazón, Moraspungo, Pinllopata y Ramón Campaña serán beneficiadas con el proyecto de siembra y cosecha de la caña para la elaboración de gasolina ecológica. 

Este es un plan piloto en el que se incluyó también a los cañicultores de las provincias de Bolívar y Cañar. La producción de aguardiente servirá como materia prima para la fabricación de etanol anhidro que se usa para la producción de biocombustible; se destaca por tener muy bajo contenido de agua y ser compatible para mezclar con gasolina en cualquier proporción y obtener un combustible oxigenado con mejores características. Este proyecto debe cumplirse paulatinamente hasta 2017.

Para conseguirlo, el Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro) trabaja en talleres y socializaciones con los pequeños productores, enfocados en las denominadas buenas prácticas de manufactura (BPM).

Rosa Luz Valencia, principal del Mipro en Cotopaxi, explicó que los talleres de BPM apuntan a mejorar la calidad de la producción, no solo para cumplir con el proyecto gubernamental del biocombustible, sino también para que más adelante el licor artesanal pueda ser exportado y los ingresos de los cañicultores sean sustentables.

Es un cantón turístico

Pangua también cuenta con atractivos turísticos distribuidos en las parroquias  Pinllopata, Ramón Campaña, Moraspungo y El Corazón. Su clima varía entre los 10 y 25 grados centígrados  y depende de la altura de sus sectores que van de 100 a 3.600 metros sobre el nivel del mar.

Los turistas arriban a sitios como Angamarca la Vieja que cuenta con ruinas de antiguos asentamientos indígenas.

Además, Piedra de la Cruz y sus enigmáticas marcas que no se han podido descifrar. También,  Churo Pucará y los páramos de Romerillos. (I)