Las flores y los frutos foráneos invaden el mercado ambateño
El principal motivo de la creación de la Fiesta de las Frutas y las Flores fue la exaltación del trabajo y empuje de la población ambateña tras el terremoto del 5 de agosto de 1949, hecho que causó la muerte de 5.050 personas, grandes daños materiales y dejó en la población secuelas psicológicas.
Las secuelas fueron contrarrestadas con el consejo del equipo de voluntarios que llegó de Estados Unidos, que introdujo como terapia la recuperación del cultivo de flores y frutas, y esta receta se extendió por las casas reconstruidas y nuevas de los ambateños.
Sin embargo, para Pedro Reino, historiador, dijo que lo que se hizo tras el terremoto fue retomar el sentido productivo frutícola de la provincia, que se originó desde las primeras épocas de la vida colonial.
A mediados de los años 1600, ya habría aquí las primeras plantas de hoja caduca, que se adaptaron a estas tierras, más que en otro lugar de la Real Audiencia de Quito, afirmó el historiador.
Las plantas de durazno y manzanas habrían estado en el sector Palahua, en las zonas rurales del cantón Píllaro, la parroquia Santa Rosa y en Ambato, por la calidad del clima templado seco, que como característica principal le daba un dulzor especial.
Por otro lado, “la producción de flores y frutas, íconos de la fiesta mayor de los ambateños, está en otros lugares del país, a mi parecer, cerca de los aeropuertos internacionales para ser exportadas directamente, mientras que la provincia de Tungurahua solo se queda con el membrete de la tierra de las flores y las frutas”, añadió.
Y no se equivoca al caminar por el mercado de flores de la calle 12 de Noviembre se encuentran rosas de todo color y tipo, que no son de la zona. Mientras que las rosas de jardín se han convertido en un producto exclusivo, cuyo costo puede llegar a los cinco dólares el ramo, frente al buqué de rosas de exportación que se obtiene a un dólar.
Actualmente, la ciudad se abastece de flores que provienen de Cayambe, El Quinche, Quito y desde Patate, en menor proporción.
Patricia Sánchez, comerciante de frutas, manifestó que las manzanas, las claudias, los capulíes, entre otros, llegan desde los cantones Quero, Cevallos y Tisaleo, mientras que en Ambato poco a poco han comenzado a desaparecer.
Según Reino, esto se debe a la falta de planificación y orientación agrícola en la provincia, que han destruido la mayoría de los huertos.
“Ambato está en un proceso de retroceso de sus áreas verdes, especialmente de sus huertos frutales, donde habría una destrucción masiva de su entorno, donde antiguamente se daban naturalmente estos frutos, como es el caso de las riberas del río Ambato, convirtiéndose en un paisaje de cemento, debido a la regeneración urbanística, siendo un atentado de producción”, sostuvo.
Ante este fenómeno, el ambateño Luis Balladares, dirigente de un grupo de productores de la ciudad jardín, recalcó que aparte de la destrucción de sus áreas verdes, se han perdido productos típicos de la geografía y de la producción nativa, como las frutillas silvestres en los arenales de Huachi, y ahora, en su lugar, serían reemplazadas por las fresas, que, según el productor, serían variedades más contemporáneas.
Además, ha comenzado a extinguirse las uvillas, los cactus, los muyuyos (frutos con espinos) y las tunas, aquellos que han quedado renegados en su producción, al igual que sus productores.
En la parte subtropical, como Patate y Baños, en la cordillera oriental, existen frutos que todavía no han sido promocionados.
“Las fiestas de las frutas y las flores no solo son de manzanas, flores y peras solamente, también hay productos como rosas de castilla, la variedad de orquídeas, flores silvestres de los páramos del subtrópico y de todos los ámbitos, niveles y pisos climáticos que tiene la provincia”, afirmó Balladares.
Estas serían las razones para la pérdida paulatina de las flores y las frutas de Ambato que durante las fiestas se abastecen principalmente de productos foráneos, como las rosas de exportación que se siembran en Pichincha.