Los paisajes naturales, costumbres ancestrales y emprendimientos locales atraen cada año a miles de visitantes
La ‘puerta al Yasuní’ posee un gran potencial turístico, gastronómico y cultural
La Amazonía ecuatoriana, compuesta por 6 extensas provincias, es una región con paisajes y lugares tan biodiversos, coloridos y fascinantes, que resulta casi imposible de olvidar por quienes la visitan.
Ríos, cascadas, montañas, valles, selva y una riqueza faunística y florícola incalculable, son algunos de los atractivos que guardan casi todos los caseríos de Orellana, Pastaza, Napo, Sucumbíos, Morona Santiago y Zamora Chinchipe. Cada año estos lugares convocan a miles de turistas nacionales y extranjeros.
Un ejemplo de esto es El Triunfo, parroquia rural del cantón Pastaza, cuyo potencial no se limita a sus impresionantes parajes e imponentes accidentes geográficos, sino también al emprendimiento de todos sus habitantes.
Iván Quishpe, presidente del Gobierno Parroquial de este caserío, y la coordinación del Municipio de Pastaza, desarrollaron hace unos días la primera feria turística y gastronómica de 2014.
Esto como parte de la programación que el cabildo organiza cada año durante el Mes de Promoción Turística, agosto.
Paisajes inolvidables
Durante la jornada, los visitantes pudieron conocer algunos de los paisajes naturales de la localidad, entre ellos: el mirador de San Vicente, el río Ushcayacu, el bosque húmedo del lugar y las cascadas Jaime Roldós y Barranquilla.
“Dios ha bendecido tanto a esta comunidad, pues la ha dotado de diversos atractivos. Contamos con uno de los bosques más completos del país y una caída de agua tan imponente que los turistas, cuando la visitan, no pierden la oportunidad de fotografiarse y bañarse en su parte baja”, dijo Quishpe.
La vertiente a la que se refiere el funcionario es la llamada Jaime Roldós, que se encuentra en la parte baja de una comunidad de la cual toma su nombre. Tiene una altura aproximada de 50 metros y fue el punto de partida del recorrido turístico que convocó alrededor de 300 personas. Para acceder al lugar se debe descender por un camino que atraviesa el bosque húmedo. La caminata toma 10 minutos, tiempo en el cual se puede disfrutar escuchando el armonioso cantar de las aves, observar el intenso verdor de la vegetación y percibiendo la fragancia que desprenden las flores del lugar.
“Acceder a la cascada, más que una simple visita es una terapia desestresante, pues la experiencia es renovadora. Lo más hermoso de todo es llegar a la piscina natural que forma la caída de agua y tomar un refrescante baño”, señaló Alfredo Villacrés, turista quiteño.
Él, al igual que los demás visitantes pudo pasear por las riberas del río y respirar aire puro en el paseo ecológico al interior del bosque. Los habitantes del caserío son reconocidos, además, por confeccionar collares, pulseras, anillos, aretes y atuendos con materiales como tagua, semillas, hojas de árbol y fibras vegetales.
Fabricio Calda, artesano del lugar, expende cada fin de semana los productos que elabora con su esposa y 2 hijos, de lunes a viernes.
“Este oficio lo aprendí de mi padre, quien a su vez lo heredó de mi abuelo. Esta actividad es nuestro sustento y esperamos que la promoción que el Cabildo está haciendo rinda frutos, pues la comunidad vive mayoritariamente del turismo”, precisó.
La tarabita, habilitada hace apenas un mes, es otro de los atractivos, pues ofrece a los visitantes la oportunidad de observar en un recorrido aéreo de 5 minutos, la totalidad del bosque húmedo y la cascada. En el lugar existe además un grupo de danza ancestral que mantiene viva la tradición indígena.
El cuerpo de baile está formado en su mayoría por niños y adolescentes, quienes realizan presentaciones artísticas cada fin de semana cuando más foráneos arriban.
Emprendimiento local
Durante la feria, los visitantes también pudieron recorrer las instalaciones de la fábrica de snacks, cocina comunitaria y chocolatería, instaladas en la parroquia desde hace más de 5 años.
La primera de estas funciona en la parte trasera de la Junta Parroquial. Allí, 5 personas elaboran bocadillos de camote, papa china, plátano, zanahoria blanca y papa jíbara. “Desde 2005 venimos trabajando con estos tubérculos y los convertimos en chifles, una presentación que permite alargar la vida útil del producto. Al ser algo novedoso, nuestro mercado no se limita a Pastaza, sino que se extiende a todo el país”, manifestó Miguel Martínez, encargado de la planta. En el lugar se procesan 200 kilos diarios de chifles de plátano.
Adicionalmente, la asociación de adultos mayores de la parroquia elabora en su sede, platos típicos a base de productos agrícolas amazónicos, los sábados y domingos. Estos se vende en el parque del lugar y los fondos recaudados ayudan a solventar las necesidades del gremio.
Delicioso chocolate
Otro de los emprendimientos locales que da trabajo a personas de la comunidad es la fábrica de chocolates Jatum.
“Esta planta abrió sus puertas en 2009 y elabora chocolate puro con el cacao más fino del Ecuador, producido aquí. Se lo elabora en diferentes presentaciones, entre ellas: tableta, chocolatinas y caramelos” manifestó Iván Quishpe.
En este lugar laboran 6 mujeres, quienes lograron trasladar los productos del mercado local al nacional.