Una historia que data de hace 373 años
La Merced fue parte del inicio de la zona urbana de Ambato
Hace 200 años, según los historiadores, Ambato estaba formado por 20 cuadras que luego se convirtieron en el barrio La Merced, al norte de la ciudad.
Fundado en mayo de 1641, este sector debe su nombre a la Virgen de La Merced, patrona de ciudades españolas como Sevilla, Cádiz, Málaga, Barcelona y lugares de origen de los primeros colonos españoles que se afincaron en este territorio.
La devoción profunda de los primeros habitantes motivó la construcción de una de las iglesias más importantes del centro del país. En la actualidad, cerca de mil feligreses escuchan misalos domingos. Juan Carlos Gómez, octogenario morador del sector e historiador, asegura que la identidad de la ciudad nació en esta localidad.
“Los primeros apellidos españoles que predominaron y que se mantienen hasta hoy son: Clavijo, Rivera, Espín, García, Gómez, Pérez, Paredes, Vásquez, Villafuerte, Ulloa, entre otros. Se podría decir que estas familias y los indígenas nativos de la zona formaron gran parte de nuestra identidad y cultura. La fusión de tradición, ideología y religión de ambas razas ocurrió en esta barriada gracias al comercio, cultura, festividades y religión”, argumenta el investigador.
Hace 70 años, las calles Bolívar, Lalama, Mera y Maldonado era acequias que regaban cerca de 200 huertos frutales de esta barriada y del centro y producían manzanas, duraznos, claudias, abridores, albaricoques y capulíes que luego se vendían en las plazas céntricas.
Donde ahora está ubicado el parque La Merced, hace un siglo existió una plaza comercial de gran importancia para la ciudad y en la que laboraban comerciantes de diferentes sectores de la ciudad.
“Los productores agrícolas llegaban de Píllaro, Pelileo, Santa Rosa e Izamba. Su actividad se desarrollaba en medio de gran bullicio y algarabía. La ubicación de esta plaza justo frente a la iglesia de La Merced también la convirtió en el punto de encuentro de amigos y enamorados, que se reunían después de las misas y paseaban por los alrededores”, dice Luis Barrionuevo, habitante del lugar.
En 1892, bajo la asesoría del padre Pedro Vargas, se colocó la primera piedra del templo La Merced que permaneció en pie hasta el terremoto del 5 de agosto de 1949.
La reconstrucción del templo, actual, es obra del padre Rubén Robayo, quien empezó la construcción el 3 de noviembre de 1955 y la concluyó el 19 de marzo de 1958.
En cuanto al arte culinario, el barrio La Merced posee un considerable conjunto de restaurantes y cafeterías. El plato predominate son las tortillas de verde con café o chocolate. Uno de los sitios más concurridos es el negocio de Gertrudis Balarezo, que fue inagurado hace 25 años.
“A las 16:00, este sector cobra vida por la gran cantidad de puestos de café con tortillas. Estamos cerca a la zona financiera y ejecutiva. Las personas que trabajan en bancos, Municipio, Gobierno Provincial, Gobernación y demás dependencias públicas, salen de sus trabajos y desean un aperitivo ligero”, señala.
Los comensales pueden degustar también bolones, muchines, corbiches, emborrajados, majado y tortillas serranas con una taza de café. El precio se mantiene en 1,50 dólares. Después de 373 años, el barrio cambió la agricultura por el comercio. Hay decenas de almacenes de ropa, zapatos, artículos de ferretería, materiales de construcción, librerías y locales de muebles.
Datos
Por el sur, el barrio colinda con La Matriz. Al norte con la calle González Suárez. Por el este, la calle Floreana, una vía secundaria que hace 70 años estuvo considerada como una de las más grandes e importantes acequias de la urbe.
Hay tres instituciones: escuela Teresa Flor, Juan Benigno Vela y La Merced. Otros sitios destacados son la plaza Segunda Constituyente, piscina La Merced, Cementerio Municipal, Ministerio de Relaciones Laborales, Teatro Juan Benigno Vela, entre otros.
La iglesia de La Merced fue edificada con influencia barroca. Sobre una sola nave se alzan arquerías clásicas y columnas que culminan en la parte superior con una bóveda de cañón. En la parte del pequeño graderío, en el sector oeste de la iglesia y frente al parque, se elevan paralelamente dos pequeñas torres que alcanzan una mediana altura sobre el nivel de la bóveda.