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La jícama se abre espacio en el mercado tungurahuense por salud y nutrición
Inés García es una emprendedora pillareña que descubrió los beneficios de la jícama motivada por el ferviente deseo de aliviar a su madre que padece de diabetes. La jícama o también conocida como ‘manzana de la tierra’ es una raíz tuberosa andina que tiene la apariencia de una papa enorme.
Su pulpa amarillenta es jugosa y dulce. A la vista se asemeja a una manzana pelada lista para morder. La planta se cultivaba desde la época preincásica en diversos países de Latinoamérica.
En la Sierra central, el cantón Píllaro, en Tungurahua, se está convirtiendo en un referente regional importante en el cultivo de esta planta. Aunque los beneficios todavía no se difunden adecuadamente.
En los últimos años, Inés no solo asegura haber conseguido menguar los efectos de la enfermedad en su progenitora, también cultiva, comercializa y prepara golosinas con este producto que no pasan inadvertidas en los mercados, las ferias populares y en diversos eventos sociales en los que participa. Ella es ingeniera agrónoma de profesión.
A cualquier lugar donde la inviten, Inés acude siempre dispuesta a hablar de su pasión: la jícama. El sábado 28 de mayo estuvo en la parroquia Panzaleo en el cantón Salcedo (Cotopaxi).
Quince personas la esperaban en la Villa Heidi. Ella llegó con empanadas, chicha, torta, cebiche, infusión y la fruta pelada y troceada. “Nunca había oído de la jícama antes. Si ayuda a prevenir dolencias del útero y los ovarios, me interesa”, comentó Carmen Delia Ramírez, psicóloga clínica en Ambato.
Tras las degustaciones, cada persona tenía inquietudes. Clara Vallejo, por ejemplo, se interesó por las hojas de la jícama para hacer infusión y por sus propiedades contra la presión alta. “Tengo 81 años y mis abuelos nos hablaban de muchas plantas de antes con las que se mantenían sanos”, dijo.
La zona de los cultivos
La zona en donde están sembradas más de 10 mil plantas se denomina La Playita. Es una zona natural que cuenta con un clima cálido de valle, rodeada por montañas, cuya belleza natural cautiva.
En más de una hectárea de terreno situada en la parroquia Presidente Urbina, del cantón Píllaro, Inés García y su familia se dedican a la investigación y difusión de la siembra de la jícama andina.
Édison García, otro miembro de la organización, explicó que con la jícama elaboran 10 productos: licor, galletas, pasteles, dulce, mermelada, yogur, té, caramelos, empanadas y helado. La venta de jícama y sus derivados se realiza en las ferias populares de Tungurahua y la región central. “Abrimos un mercado que antes no había y con un producto que consumían nuestros padres hace 50 años y que les ayudaba a conservar la salud”. (I)