Dentro del proceso para recuperar los valores ancestrales, en Chimborazo, los atuendos típicos incorporaron nuevos bordados, alpargatas de colores e imperdibles con diseños exclusivos. Estas innovaciones motivaron a las nuevas generaciones indígenas a no dejar de lado su uso diario.  

En Riobamba uno de los sectores que se caracteriza por mantener ropa típica de la provincia es La Condamine. Entre las calles Juan de Lavalle hasta la Pichincha se encuentran locales con una gran variedad de anacos en variopintas telas, fajas multicolores, bayetas en paño y ponchos tejidos en lana de borrego, alpaca, vicuña o llama. Un atuendo completo podría costar hasta $ 200.

Aunque la mayoría de tiendas se enfoca en la ropa indígena, también ofrecen prendas de otros cantones como Otavalo, que son más apreciadas por la clientela que arriba especialmente los sábados.

Los prendedores combinan con las blusas bordadas en las mangas y cuellos. Los encajes varían según el gusto y se ofrecen collares en mullos para combinar la parada.

Pedro Yuquilema mantiene su negocio en la calle Juan Montalvo entre Colombia y Esmeraldas. Con su esposa trabaja en el taller de costura en el que manufactura ropa típica de Chimborazo y Otavalo.

Los acabados, famosos en el país, usan colores rojos, verdes, amarillos, azules y blancos.

Por internet, Yuquilema promociona su negocio con fotografías. De ese modo recibe pedidos de migrantes que residen en Estados Unidos, España, Alemania e incluso Japón.

“A través del correo enviamos lo que nos solicitan. Las personas no quieren perder su origen solo porque viven en otros sitios. Ahora nos enfocamos en la recuperación de nuestra cultura por eso nos esforzamos por estar al día con la moda y sin dañar el diseño original pero con elegancia”, señaló Yuquilema.

Con el fin de que los jóvenes no abandonen sus raíces, grupos como la Corporación Puruway Somay realizan desfiles de modas en las que las estrellas son mujeres indígenas que caminan por la pasarela con los atuendos de los 10 cantones de Chimborazo. “Se denominan awki y ñusta (príncipe y princesa) para de que prevalezca la identidad de los pueblos por el vestuario”, dijo el organizador, Darío Morocho.