Debió haber sido todo un acontecimiento social el matrimonio de doña Nicolasa Ambrosia Maldonado Sotomayor con el capitán don Pedro de Nájera Vilches.

El padre de doña Nicolasa, para asegurar el futuro de su hija ha hecho una escritura de dote, como se decía en ese entonces “para que en todos tiempos conste”.

Este documento que reposa en el archivo de la Casa de la Cultura de Chimborazo, en su encabezamiento dice: “En la villa de Riobamba a 13 días de mayo de 1721 años, el Capitán don Pedro de Nájera Vilches, vecino de esta dicha villa, dijo que está casado y velado con doña Nicolasa Ambrosia Maldonado Sotomayor, hija legítima del General don Pedro Athanasio Maldonado Sotomayor Caballero de la Orden de Alcántara y Doña María Isidora Palomino Flores, su legítima mujer difunta…”.

Para la época en la cual el general don Pedro Athanasio figura como Caballero de la Orden de Alcántara, ya estaba liberado del voto de celibato.

Esta disposición se otorgaba desde 1540 a quienes estaban vinculados a la nobleza de la Corona española.

Se sabe que los dominios de estos soldados estaban mayormente en la provincia de Cáceres y en los límites con Portugal.

Estos caballeros tenían un rango de militares que combatían a los moros en la península, pero que a falta de ellos, en América calcaron el modelo sustituyendo árabes por indios. En todo caso, el General, en su condición de hombre viudo, está asegurando el futuro de su hija otorgándole una carta de dote.

Comprometiéndole a su yerno a que responda como debe, a mantener la fortuna de su hija, a quien le da, para que pueda casarse con el referido capitán, la hacienda de Ganquis, llena de animales y aperos, como veremos más adelante.

Esto lo hacía para “ayuda de llevar las cargas matrimoniales”. Veamos primeramente la lista de joyas y de ropa, con lo que se demuestra su estatus y distinción.

La lista de objetos valiosos

“Otorga por el tenor de la presente que ha recibido del general Pedro Athanasio Maldonado Sotomayor, su suegro por bienes y dote de la dicha su mujer, los siguientes:

Joyas: Primeramente unas perlas de muy buena calidad que pesan seis onzas a precio de 120 pesos onza, importan 720 pesos.

Más unos zarcillos de esmeraldas en forma de barcos que se los dieron al dicho general en dote por 300 pesos y se los ha dado por 250 pesos.

Más otras de mariposas con granates por 20 pesos.

Más 32 marcos y medio de plata labrada nueva a 8 pesos que a ese precio le costó al dicho general, importan 260 pesos”.

Ropa: “Más una saya azul de brocato con flores de oro en 100 pesos. Más una saya de tela de soia guarnecida de encajes blancos anchos por 120 pesos.

Más un faldellín de razo azul a flores con puntas grandes de oro y plata de Milán por 70 pesos.

Más un faldellín de grana con encajes finos de Milán  por 100 pesos. Más un Jubón de brocato de oro realzado todo guarnecido de encajes con flecos de oro, por 124 pesos. Más otro jubón de Damasco amarillo por 70 pesos, guarnecido con lechuguilla del mismo encaje.

Más un rebozo de bayeta de Castilla verde guarnecido de encajes asentados con sus flecos de hilo de oro y seda azul y encaje al aire por 60 pesos. Más cuatro pares de medias de seda, 6 pesos. Más cuatro pares de calcetas por 6 pesos.

Un manto nuevo con dos cortes de puntas a la cara y a la cola de ojito de las más finas que se usan por 80 pesos.  

Más una negrita esclava de 7 años  poco más o menos por 200 pesos. Más dos baúles con chapas, llaves y argollas forrados con holandilla azul  y laniteados por 20 pesos.

También sábanas de martes cofre nuevas de 12 varas por 20 pesos. Más dos fundas de almuadas de lienzo tenido con otras fundas encima de tafetán carmesí y sus fundas blancas de cambray  con encajes por precio de 37 pesos.

Otro par de sábanas nuevas de Bretaña con sus catatumbas y puntas y dos almuadas de la misma labor de catatumba con puntas con precio de 69 pesos.

Dos camisas de Bretaña con mangas de cambray y arandelas de floripondio con ricos encajes y dos ennaguas las unas con tres carreras de catatumbas y las otras con una catatumba ancha por 146 pesos.

Más otras dos camisas de Bretaña guarnecidas por los pechos y arandelas con encajes, con dos enaguas guarnecidas con puntas por 63 pesos.

Dos pañuelos nuevos guarnecidos a todo costo por 96 pesos.

Más dos colchones nuevos cameros de 24 varas de listadillo por 20 pesos. Más una fresada nueva grande por 12 pesos.

Más una sobrecama de razo alto de la China forrada en tafetán de Granada carmesí toda guarnecida con franja de plata por 94 pesos. Más una sortija de amatista muy fina por 16 pesos.

Más 9 onzas y media de granates a 12 reales onza, importan 14 pesos y 2 reales. Quítanselo los dos reales de esta partida.

Más un baulito de Timaná con su cerradura y llave por 6 pesos.

Más dos paños de manos de Bretaña con cabeceras de catatumbas guarnecidas de encajes que tienen de costo 52 pesos.

Además, una sobremesa nueva  de dos colores por 2 pesos.

Más 100 pesos que le remitió en reales con el General don Joan Esteban  de Villa Vicencio y Thorres su yerno  Corregidor y Justicia Mayor del Asiento de Chimbo”.

Ropa de señoras causaba envidia en Europa

Si se mira con atención la inclusión de la “negrita”, se ve que se acordaron de ella entre las cosas, las ropas de la cama y los baúles con sus seguridades. Por la “negrita” que se tasa en 200 pesos. Hagamos la deducción contrastiva que se la podía cambiar por las dos primeras sayas o faldones de este mismo inventario: “Más una saya azul de brocato  con flores de oro en 100 pesos. Más una saya de tela de soia guarnecida de encajes blancos  anchos por 120 pesos”.

La ropa de las mujeres que deambulaban por nuestras calles en la vida colonial, eran de tal valor que en Europa eran envidiadas por sus princesas. Las ropas llenas de piedras preciosas son una constante en los testamentos y escrituras de dote. Y para que nos demos cuenta del menosprecio a sus servidumbres, este mismo escrito incluye la tasación de indios: “Más 5 gañanes sueltos para la labor de las tierras y para el servicio de dicha hacienda a 100 pesos cada uno montan 500 pesos”. Lo irónico de estos datos es que se difunde la idea de “una riqueza moderada” de don Pedro Athanasio Maldonado. ¿Cómo sería la riqueza de los más acaudalados?   

Nicola Maldonado debió nacer hacia 1702, después de Ramón y Pedro Vicente.

Hay una escritura del 13 de mayo de 1721 en que el General Pedro Atanasio da en dote al Capitán Pedro de Nájera, casado ya con Nicolasa Ambrosia, la suma de 10.390 pesos, especialmente en la hacienda de Ganquis.