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Ecuador, 06 de Febrero de 2025
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El Telégrafo

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La migración de 705 habitantes antiguos acabó con las tradicionales fiestas populares

La fe en San Agustín es el cimiento de este barrio histórico en la capital de Cotopaxi

En este templo católico se venera a la Virgen de El Quinche y a san Agustín que es el patrono del lugar y que los fieles aseguran que es milagroso. Fotos: Silvia Osorio / para El Telégrafo
En este templo católico se venera a la Virgen de El Quinche y a san Agustín que es el patrono del lugar y que los fieles aseguran que es milagroso. Fotos: Silvia Osorio / para El Telégrafo
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Latacunga.-

Entre las calles Hermanas Páez y Quito, en el centro histórico de Latacunga, una hermosa edificación resalta: se trata de la iglesia del barrio San Agustín.

Fue construida por los agustinos en 1579 y en su entorno se desarrolló la historia de una de las barriadas más importantes de la ciudad.

Este templo, de 3 naves fue conocido como San Bernabé y se destruyó por terremotos. Sin embargo, fue reconstruido en 1650 y volvió a ser afectado por otro remezón en 1738, pero una vez más fue remozado.

Adentro, se destacan las imágenes de la Virgen de El Quinche y san Agustín, patrono del Santuario. Los moradores dicen que es milagroso, pues la fe es el cimiento del pueblo.

La gente del barrio se distinguió siempre por ser unida, solidaria y alegre. Tras la época de la colonización los habitantes solían reunirse para las famosas quermés o bailes populares donde se pasaban momentos amenos.

Clara Escobar recuerda que, hasta hace 20 años, todos se reunían para festejar  la quema del ‘Año viejo’. Se leían los testamentos en los que, de modo jocoso pero con respeto, se recordaban las cualidades de todos los vecinos.

La iglesia, el principal atractivo turístico, fue afectada por varios terremotos en el curso de 100 años. Sin embargo, los creyentes volvieron a remozarla.

San Agustín está repleto de historia en sus coloniales construcciones como el Centro de Salud que data de 1863 o como el Hospital San Vicente de Paúl, hecho gracias al mecenazgo de la familia Páez, que auspició la edificación del sanatorio que fue concluido en 1868.

La planta original tiene un solo cuerpo frontal con un muro alto que en la parte izquierda da acceso a una capilla y en el derecho, por una puerta doble, a un pequeño jardín y por allí al conjunto en sí mismo y a un segundo patio.

Esta edificación es de un piso, pero en la parte posterior se le añadió un bloque de 2 niveles. Es una de las construcciones que más llama la atención de los turistas. “Es atractivo; una de las piezas arquitectónicas mejor conservadas y llamativas de la localidad”, mencionó Luis Tonato, latacungueño.

Actualmente, el barrio cuenta con el Centro de Atención Ciudadana (CAC). Es uno de los primeros a escala nacional. Allí se concentran las entidades gubernamentales para atender a la población.

En el mismo lugar, hace 4 años, funcionaba una plaza al aire libre para la venta de telas, cortinas, ropa, calzado y plásticos.  Los vecinos opinan que este sector se trasformó totalmente con la salida de la plaza. Esta actividad era un  punto de encuentro ideal para estrechar los lazos de amistad.

Los martes, viernes y sábados la plaza se llenaba de mercaderes y compradores. “Los precios eran más convenientes”, dijo Juan Chicaiza, un sastre de San Felipe.

El 70% de los habitantes originarios migró a Quito y Ambato a construir sus vidas en esas urbes.

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