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El Telégrafo
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Una mirada desde las faldas del Cotopaxi mientras emite vapor de agua

Ascender al volcán Cotopaxi en estos días fue una experiencia reservada a pocos. Foto: Jhon Guevara/EL TELÉGRAFO
Ascender al volcán Cotopaxi en estos días fue una experiencia reservada a pocos. Foto: Jhon Guevara/EL TELÉGRAFO
30 de octubre de 2015 - 11:24

El solo ingreso al parque Nacional Cotopaxi, que desde la emisión registrada el 14 de agosto está restringida totalmente al público, permite descubrir las huellas de erupciones pasadas.

Zonas de lahares, ceniza y rocas, así como pequeñas elevaciones que, según explica Mario Ruiz, director del Instituto Geofísico, son producto del desprendimiento del cono del volcán hace más de 4.500 años nos traslada imaginariamente a esos instantes.

La emoción aumenta cuando observamos en el trayecto interno que el volcán está en plena actividad y emana gran cantidad de vapor de agua. El coloso se muestra majestuoso a nuestros ojos.

La nubosidad desaparece para permitirnos presenciar ese fenómeno natural que nos deja atónitos, admirando la belleza de nuestro país.

Taquicardia en los 4 mil m s.n.m.

Kilómetros más adelante con dirección nororiental abandonamos el transporte y ascendemos caminando para presenciar la instalación del generador eólico que impedirá que los equipos de monitoreo, en caso de que exista una caída de gran cantidad de ceniza, dejen de operar.

Aunque son pocos metros de ascenso para llegar caminando a la estación de monitoreo VC1 (siglas que se representan al volcán Cotopaxi), a 4.070 m s.n.m., el corazón acelera sus latidos y se hace difícil la subida, hacemos pausas para lograr llegar al punto.

No entendemos las razones para tanto cansancio si apenas son pocos metros. Únicamente cuando llegamos al lugar (luego de 15 minutos) la ingeniera Mayra Vaca nos explica que la dificultad para escalar se debió a la altura a la que llegamos y conforme a la altura es menor la cantidad de oxígeno que se tiene para respirar.

"Aunque no parezca este lugar es la zona de mayor accesibilidad para que nuestros técnicos puedan llegar y podemos visitarlos con mayor periodicidad por eso están aquí nuestra primera estación", comenta Mario Ruiz.

En esta estación se encuentra el equipo que monitorea CO2 que es el primer gas que escapan cuando está el magma ascendiendo.

Este instrumento como todos funciona con paneles solares, al igual que el sismógrafo que mide la cantidad de sismos internos y el que monitorea los lahares. "Estos instrumentos nos ayudan a tener varios datos que a su vez nos permiten entender lo que está pasando con el volcán", reiteró Ruiz. (I)

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