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El Telégrafo
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El primer ferrocarril llegó a la capital tungurahuense en 1906. la actual parada del autoferro está en ingahurco

La estación ferroviaria fue el motor del barrio 12 de Noviembre por más de 40 años

Esta gráfica de inicios de siglo fue tomada desde la esquina de las calles 12 de Noviembre y Martínez. En ese entonces, esta primera avenida no era más que una callejuela al costado de la línea férrea. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
Esta gráfica de inicios de siglo fue tomada desde la esquina de las calles 12 de Noviembre y Martínez. En ese entonces, esta primera avenida no era más que una callejuela al costado de la línea férrea. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
09 de noviembre de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Centro

Los días en que las incesantes columnas de humo de las locomotoras anticipaban la llegada de toda clase de productos, mercancías y turistas a Ambato han quedado atrás.

La primera estación de trenes de la urbe, ubicada en el barrio 12 de Noviembre a principios del siglo pasado, provocó por más de 40 años un intenso movimiento comercial y económico en este céntrico sector.

Desde 1906, cuando el tren arribó por primera vez a la capital tungurahuense, hasta mediados de los años cincuenta, cuando fue reubicada en Ingahurco, la urbe se convirtió en paso obligado de turistas y mercaderes del norte con destino a Riobamba y otras ciudades del sur.

Este hecho motivó a un gran número de ambateños a instalar en las cercanías del lugar restaurantes, tiendas de abarrotes, ropa, herramientas y zapatos, talleres, almacenes y otros locales comerciales.

Testigos de la bonanza

Los propietarios de estos establecimientos, así como los turistas, residentes del sector y tungurahuenses, en general, observaron la prosperidad económica que la estación trajo a la ciudad.

Quienes atestiguaron esto y aún viven en el sector opinan que esta fue la época dorada del ferrocarril en la tierra de los Tres Juanes.

Además, esta fue una de las razones por las cuales Ambato se convirtió en la ciudad más comercial del centro del país. “A partir de las 04:00 los trenes empezaban a llegar desde diversos puntos. Esto generaba un incesante ir y venir de comerciantes de textiles, alimentos, especias, insumos y herramientas agrícolas así como turistas de todo el país”, señaló Roberto Altamirano, anciano de 93 años y residente del barrio 12 de Noviembre.

Al igual que él, muchos de sus contemporáneos se lamentan de que esta época haya terminado, pues —según afirman— le daba vida al centro de la ciudad.

Neptalí Bonilla, mecánico de 95 años y habitante del sector, fue testigo de la época dorada del ferrocarril en la urbe, que duró algo más de 40 años. Foto: Roberto Chávez/El Telégrafo

Inicio de la industria metalúrgica

Víctor Núñez, ambateño de 89 años, otro de los moradores del lugar, afirmó que la industria metalúrgica de la ciudad nació con la llegad del tren.

“Metalmecánicos, torneros, forjadores y hasta herreros aprendieron sus oficios a raíz de la llegada del tren. Maestros e ingenieros americanos, quienes abrieron talleres de reparación de vagones y trabajaron para la empresa ferroviaria estatal, iniciaron la actividad metalúrgica en la ciudad”, explicó.

El anciano aseveró, además, que mecánicos muy reconocidos, como los maestros Juan Salazar, Fabricio Toscano y Mario Sánchez, fueron aprendices de dichos profesionales y, posteriormente, enseñaron la profesión a la actual generación de mecánicos.

Hoy en día, parte de ese movimiento se conserva, pues allí se han instalado importantes centros comerciales, empresas, oficinas jurídicas y entidades financieras.

Una de ellas es la Empresa Eléctrica, entidad energética que funciona en la esquina de la calle Espejo y avenida 12 de Noviembre desde hace más de 3 décadas.

El Centro Comercial Ambato, mercado de las flores, un parqueadero municipal, restaurantes y al menos 2 cooperativas de ahorro son otros establecimientos que se han afincado en este barrio, cuyo nombre recuerda la fecha de independencia de Ambato. Allí también funcionan varias paradas de transporte urbano.

Época dorada del ferrocarril

Neptalí Bonilla, anciano de 95 años y morador del sector desde hace 70, explicó que la estación ferroviaria convirtió al lugar en el corazón económico de la ciudad y de la región centro. “En sus alrededores se abrió una infinidad de locales comerciales. Entre los más tradicionales están los almacenes de grano y molinos, pues de todo el país llegaban productos como cebada, trigo, maní, avena, quinua y gran variedad de maíz”, dijo.

Bonilla dijo, además, que a pesar de existir estaciones similares en Latacunga y Riobamba, comerciantes y agricultores de estos cantones venían con frecuencia a comprar y vender diferentes productos.

Después de casi 30 años de trabajar allí como operario y como empleado en otros establecimientos similares, el anciano abrió su propio local en la parte trasera de la entonces estación de trenes, donde lo mantiene hasta la actualidad.

“Todos los negocios que se instalaban cerca de los andenes ferroviarios prosperaban. Esto porque casi todos los tungurahuenses se daban cita allí para aprender oficios, viajar y a comerciar toda clase de mercancías”, agregó.

Debido a esto, el municipio de aquel entonces decidió instalar muy cerca de allí la principal parada de buses de servicio urbano y rural.

Ahí, justo en la parte frontal del actual parque 12 de Noviembre, uno de los más importantes de la urbe, las unidades que movilizaban a la gente hacia parroquias y barrios como Izamba, Huachi Grande, Miñarica, La Península y Pinllo, entre otros, arrancaban sus recorridos desde muy temprano.

Punto referencial y de encuentro

Chicos jugando fútbol, vendedoras de comida alistando las mesas y comerciantes preparándose para el desembarque de mercaderías eran escenas que se repetían a diario, pues el tren venía desde Guayaquil, Quito y Latacunga, a diario.

“Por este motivo la estación se convirtió en punto referencial y de encuentro. Quien asistía el lugar no necesariamente lo hacía para viajar, también llegaba gente que simplemente quería comer, beber o charlar un rato en uno de los tantos locales”, señaló Pedro Reino, cronista oficial de Ambato.

Reino, de 63 años y destacado  escritor y docente ambateño, explicó, además, que allí también se instalaron casas de citas y cantinas. “Por esto hasta ahora se observan a trabajadoras sexuales y ebrios cerca del parque. Al igual que los otros locales, estos establecimientos de diversión para adultos se beneficiaron de la gran concurrencia del lugar”, añadió.

Cambios en la línea férrea

El actual trazado de la línea férrea es diferente al de 1906. En ese entonces el tren venía desde el sur por la misma ruta de hoy, hasta la avenida Bolivariana. Continuaba por la avenida Los Andes, para ingresar a la antigua estación, continuaba por la calle Olmedo hacia los barrios Miraflores, Ficoa y Socavón, para salir de la ciudad.

Esta ruta fue cambiada con la creación del puente del Socavón, mismo que evita esta gran vuelta por la ciudad y ahorra tiempo de llegada hacia estaciones del norte como Latacunga y el Boliche.

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