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El Telégrafo
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La cultura vial es una materia pendiente para los ambateños

Una de las infracciones más frecuentes en calles de Ambato es la no utilización de los pasos peatonales. El trabajo de los vigilantes de tránsito es educar a conductores y transeúntes. La prioridad son los peatones.
Una de las infracciones más frecuentes en calles de Ambato es la no utilización de los pasos peatonales. El trabajo de los vigilantes de tránsito es educar a conductores y transeúntes. La prioridad son los peatones.
Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
31 de diciembre de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Centro

Pese a que la asunción de competencias de tránsito en Ambato inició hace más de 3 años, la cultura vial todavía es una materia pendiente para los ambateños.

El 29 de agosto de 2012, fecha en la que el Concejo Municipal aprobó la ordenanza de Control de Tránsito, Transporte Terrestre y Seguridad Vial, arrancó una serie de implementaciones en la ciudad con el fin de agilitar este proceso estipulado por el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización.

Entre ellas el mejoramiento del sistema de semaforización, reasfaltado de calles y avenidas, incorporación de los vigilantes civiles y creación de la agencia municipal de matriculación vehicular. Si bien esto ha contribuido en parte a reducir el caos de horas pico en las principales vías del urbe, como la avenida Cevallos, 12 de Noviembre, Bolivariana y Atahualpa, entre otras, conductores y peatones aún cometen infracciones que a diario que ponen en riesgo la vida de la población y tienen costos elevados.

Mientras muchos ambateños aseguran que hace falta mayor control por parte de los agentes de tránsito, las autoridades insisten en la importancia del compromiso de la población para que la cultura vial forme parte de nuestro comportamiento en las calles.

Eduard Gaibor, director del Departamento  Municipal de Tránsito, Transporte y Movilidad (DTTM), asegura que es vital que la gente haga uso adecuado de los diferentes mecanismos de control y orden vehicular.

“Por más vigilantes que existan en la ciudad, si los ambateños no respetan los pasos peatonales, el sistema semafórico, los pasos elevados y demás herramientas y señales de tránsito, nunca conseguiremos una ciudad ordenada”, dijo.

Tras 90 días de formación en Cuenca, el primer grupo de vigilantes civiles de tránsito de Ambato, 100 jóvenes, empezó a laborar en las vías de la ciudad en septiembre de 2013.  

Otro centenar se unió a esta tarea en marzo del presente año, teniendo entre sus funciones la vigilancia permanente de los límites de velocidad, priorización del peatón en las calles, orden en paradas de transporte urbano, uso de cinturón de seguridad, límite de capacidad en buses, educación vial de peatones, utilización responsable del claxon y sanción de infracciones.

A pesar de gozar de la aceptación de la mayor parte de los ambateños, los agentes civiles han recibido varias críticas por su actuación.

Varios conductores y peatones se quejan de rigidez a la hora de sancionar infracciones como el desuso del cinturón de seguridad y parada en doble fila, entre otras.

Es el caso de William Valarezo, conductor de una unidad de transporte urbano, quien afirma que parte de los peatones no respetan las señales de tránsito.

“Es verdad que se debe dar prioridad al transeúnte en las vías pero el comportamiento de este grupo también debe ser regulado. Algunas personas hacen caso omiso a los semáforos y ocurren accidentes por su culpa, pero pocas veces se ve que los agentes sancionen al peatón”, dijo.

En varias ocasiones Luis Amoroso, alcalde de la ciudad, ha enfatizado en la importancia de hacer uso responsable de la infraestructura vial y la observancia de la leyes de tránsito, para evitar lamentables incidentes en las vías.

“Sin duda hemos logrado reducir significativamente los niveles de accidentes en las carreteras desde que se asumieron las competencias de tránsito. Pero aún queda mucho por hacer, especialmente a la población que ahora cuenta con vías en perfecto estado, completo sistema semafórico, agentes que regulan la movilidad y otros mecanismos de orden y seguridad vial”, dijo.

Según cifras entregadas por la DTTM, hasta julio del presente año los índices de accidentabilidad se redujeron hasta en un 50%. De una media de 200 incidentes viales al mes, la estadística bajó a 100 percances.

Otro de los mecanismos de control de velocidad más efectivos de los últimos tiempos, y presentes en las principales ciudades del Ecuador  son los fotorradares.

Estos aparatos fueron colocados hace más de un año en 4 puntos de la urbe considerados de alta peligrosidad por la frecuencia de accidentes, y han logrado reducir considerablemente volcamientos, atropellamientos, colisiones frontales, y otros incidentes. “Estos dispositivos fueron colocados con el fin de inculcar el respeto a la vida, mas no recaudar fondos”, añadió Amoroso. (I)

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