Uno de los patrimonios religiosos más importantes de la capital tungurahuense
La capilla de la Medalla Milagrosa es un sitio de fe y recogimiento
El templo llama la atención desde las concurridas calles Rocafuerte y Lalama en el centro de Ambato.
Algunos fieles acuden a la iglesia de la Medalla Milagrosa con velas blancas para san Gonzalo, un religioso franciscano hindú que fue canonizado en 1862, en Japón.
La propiedad donde se levanta fue adquirida por los franciscanos después del terremoto y el aluvión que causó el hundimiento del Carihuairazo el 20 de junio de 1698. “Este fenómeno destruyó Ambato en su antiguo asentamiento ubicado en Cashapamba”, explicó el historiador Pedro Reino Garcés.
En 1882 se estableció en ese sector la comunidad de las Hermanas de la Caridad que llegaron a suplir la falta de enfermeras en el hospital, cuya construcción en aquel tiempo estaba en proyecto y contaba con la base económica donada por el filántropo Mariano Altamirano.
Una fe que no descansa
Son las 10:00 del martes 9 de mayo. Cinco personas llegan a la urna que encierra la imagen restaurada de san Gonzalo García.
Una inscripción informa algunos hechos relevantes de la vida religiosa de este personaje que nació en 1557 y murió torturado por su fe cuando cumplió 40 años en 1597. Fue canonizado por Pío X el 8 de junio de 1862.
Elvira Castro está en el grupo de los que rezan de pie. “Este santito es un mártir que sufrió torturas y por eso tengo fe en que entienda mis padecimientos. Le traje una vela de $ 0,25 porque soy pobre y me vine de la parroquia Quisapincha”.
El santo, dentro de la urna de vidrio y techado de metal, está encerrado detrás de una ventana. Su rostro angustiado despierta compasión y una extraña certeza de que por alguna razón comprende el dolor de los que le suplican algún favor.
Sin embargo, no todos los que van allí elevaban oraciones piadosas. La señora que vende las velas, que no autorizó publicar su nombre, dice que otros asisten para concluir trabajos de brujería.
“Hace unos 15 años había por aquí consultorios de brujos y la gente pagaba por hacerse limpias y maleficios”, asegura la mujer, quien deja de hablar cuando llega un cliente.
La iglesia de corte gótico fue planificada por el sacerdote Lazarista Pedro Brüning. En su edificación se utilizó piedra cantera muy bien tallada. La obra prácticamente se terminó en 1920 cuando sor Gabriela era la superiora de las Hermanas de la Caridad.
Hoy esta comunidad religiosa también regenta el Centro Social San Vicente de Paúl que está situado a unos metros de la iglesia.
Es un lugar donde se brinda hospedaje, consejería y asistencia espiritual a 45 jornaleros y estibadores de Ambato y de otras ciudades de la zona centro del país. Abrió sus puertas hace casi medio siglo.
“Esto es un complejo de ayuda social y espiritual con el apoyo de la Diócesis de Ambato y de otras almas caritativas”, comenta sor Anita Llivi, superiora de la congregación.
La misas dentro de la iglesia se ofician a diario a las 07:00 y los domingos a las 09:00 y 17:30. En una oficina al fondo de un garaje está situada una pequeña oficina para pagar el servicio religioso y atiende de 08:30 a 12:15 y de 14:30 a 17:00.
En la parte anterior está la plaza España que tiene un piso irregular cubierto con adoquín de piedra y en esa área amplia están distribuidos 6 macetones con plantas ornamentales y 6 bancas (2 de cemento) que permiten que la gente descanse mientras mira el trajín.
Diagonal está el Centro Cultural Eugenia Mera y decenas de negocios como hoteles, restaurantes, tiendas de ropa y papelerías. (I)