Empieza la mañana en Quisapincha y como suele ocurrir en febrero, el ambiente nublado y frío obliga a la gente a arroparse con ponchos, chompas, gorros y bufandas.

Esta parroquia se encuentra a 25 minutos de Ambato, en dirección al páramo en los dominios del cerro Casahuala.

Es martes y unos 300 comerciantes y productores se acomodan en la explanada adoquinada al pie de la iglesia que data de 1764 y que fue construida en honor a san Antonio de Padua.

No cuentan con un mercado apropiado para exhibir sus productos, por eso utilizan carpas plásticas, lonas y cubetas. Los compradores empezaron a llegar a las 07:00 desde las 18 comunidades cercanas. Este trajín se replica los domingos.

Entre los clientes, que se apiñan entorno a los puestos de venta de lechugas, quinua, papas, zanahorias, cebollas, arvejas, cebada, fréjol, ocas, mashua, cauca, coliflores y más, se destaca el indígena quichua, Joaquín Toroshina.

El sombrero oscuro, la chompa impermeable y los zapatos de suela que utiliza no lo diferencian del resto de los 15 mil habitantes de esta parroquia que se identifica del resto de Tungurahua por la buena confección de prendas de vestir elaboradas en cuero.

Sin embargo, Toroshina es un ‘chef’ en formación que con otros 20 indígenas del lugar buscan despertar el interés comunitario hacia el consumo de productos andinos tradicionales con la aplicación de recetas heredadas por los mayores.

En el listado que menciona Toroshina se destaca la sopa de quinua con carne y papas, cauca con presas de conejo, morocho con leche, colada de machica con raspadura, cuy asado con guarnición de lechuga y patatas cocidas bañadas con una espesa salsa de maní.

Toroshina no es conocido por ser un buen conversador, pero su rostro serio muestra una sonrisa cuando habla de este asunto. “Abrí mi restaurante hace 2 años. Mi objetivo es alimentar bien y mejor utilizando productos sanos y sazonando sin condimentos”, explica este hombre de más de 40 años y que también es el presidente de la Pre Asociación Sabor Quisapincha.

Instituciones como el Gobierno Provincial de Tungurahua, Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), Central Ecuatoriana de Servicios Agrícolas (CESA) y otras ayudan a las asociaciones locales con capacitación y recursos económicos para la recuperación de suelos, cuidado de páramos, cría de animales menores y pequeños emprendimientos de comercialización.

El pequeño local está ubicado en la calle Celiano Sorieta a poco más de 2 cuadras de la plaza.

Este negocio permanece abierto de martes a domingo de 09:00 a 15:00. Los almuerzos cuestan $ 2 y los platos especiales entre $ 3 y $ 4. “Debemos concienciarnos sobre lo que comemos cada día. Muchos se conforman con llenar el estómago con hamburguesas, brosterizados y salchipapas y se olvidan de la quinua, mashua, cebada, etc. Estos alimentos son saludables y permitieron a nuestros antepasados vivir más y con una buena salud”, menciona Toroshina mientras se mueve con destreza entre las ollas calientes y alista los platos de cerámica para servir las papas y el cuy asado.

Cerca de allí, la feria agroecológica continúa. A las 09:00, los productores (hombres y mujeres), que arribaron de sitios como Illahua Chico, Calhuasig, Pungoloma, Tiliví, El Galpón, se apresuran en el desvaine de granos que luego venderán en porciones de $ 0,50 y de $ 1. “Con $ 10 se puede llevar de todo un poco y para 2 días. También compro mora de Castilla que es muy rica para los jugos”, dice Silvia Serrano, vecina del sector.

A pesar de la abundante producción lo que hace falta es un mercado. Acerca de este asunto, José Vivanco, presidente del Gobierno Parroquial, explica que esta obra es prioritaria. “Para este año, con el apoyo del Municipio de Ambato, se consiguió una partida de $ 800 mil para empezar la construcción de la primera etapa. El edificio se levantará en la plaza alterna, a una cuadra de la iglesia”.  

A las 13:00, el movimiento comercial empieza a decrecer y el lugar queda casi desolado. Solo entonces se nota la pileta y el templo en todo su esplendor.

Compradores foráneos

Las plantaciones de papa, quínoa, cebada, zanahoria, arveja, mashua, camote, maíz, entre otros, son regados con las aguas más limpias de toda la región.

Éstas provienen de los montes cercanos al Casahuala, cerro en cuyas faldas se encuentra uno de los bosques primarios menos contaminados de la Sierra. Allí se conserva el recurso hídrico en su estado natural.

A través de una completa red de acequias los comuneros han logrado conducir estas aguas hasta sus terrenos. “Al igual que en Píllaro, los productos aquí cultivados no contienen contaminantes. Por este motivo cada martes y domingo vienen de todos los cantones, especialmente de Ambato, cientos de compradores”, dijo Luis Sisalema, agricultor.

Ellos llevan grandes cantidades de tubérculos, en especial papa, mashua y camote, pues la demanda de éstos en la capital provincial es muy grande.

DATOS

Uno de los significados más acertados de Quisapincha asegura que proviene de los vocablos quichuas: quimsa (3) y punlla (días). El tiempo de caminata desde Quito.

Este pueblo, según datos históricos, fue fundado por Antonio Clavijo en 1570. Como parroquia eclesiástica se la conoce desde 1653, en mayo de 1.861 fue elevada a la categoría de parroquia civil.

En la última década, Quisapincha modernizó su arquitectura comercial. Los fabricantes de prendas de cuero invirtieron en modernos exhibidores para chompas, correas, zapatos, botas, bolsos, etc.

La vía que conecta a Quisapincha con Pinllo y Ambato es asfaltada y de doble carril. En el trayecto, los turistas pueden disfrutar de las tradicionales gallinas de Pinllo y el pan. También se realizan paradas en el Parque Provincial de la Familia para recrearse en las 57 hectáreas en las que predominan las áreas verdes, senderos, juegos infantiles, canchas deportivas, áreas para picnic, monumentos al agua y laguna de patos.