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Ecuador, 28 de Septiembre de 2024
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El Telégrafo
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El recorrido empieza en la laguna de yambo, salcedo, y finaliza en la parte más alta del cantón patate

Kuri Pishku es la ruta ecológica que guarda el verdadero tesoro de los Llanganates

Este colibrí abejero, habitante del bosque húmedo a la entrada del parque Llanganates, es una de las especies de aves más admiradas, por su agilidad para volar. Foto: Roberto Chávez│El Telégrafo
Este colibrí abejero, habitante del bosque húmedo a la entrada del parque Llanganates, es una de las especies de aves más admiradas, por su agilidad para volar. Foto: Roberto Chávez│El Telégrafo
01 de julio de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Centro

Ambato

Una de las tantas leyendas de la época colonial ecuatoriana cuenta que Rumiñahui, líder de la resistencia indígena contra el imperio español,  guardó una cantidad  incalculable de oro en la mística, fascinante y poco explorada cordillera del Parque Nacional Llanganates.

A raíz de este relato y a su influencia en aventureros de todo el mundo, un grupo de habitantes de los cantones Píllaro, Patate y Baños,  decidió en 2010 trazar un recorrido ecológico que atraviesa esos poblados, lo cual cambia la versión original de la leyenda y demuestra que en las cercanías de las montañas existe un tesoro mucho más valioso que el metal precioso.

Se trata de la Ecorruta de Aviturismo Kuri Pishku, refugio natural para casi 400 especies de pájaros endémicos que conviven en valles, lagunas, bosques y montañas, ubicada en ciertas zonas de las provincias Cotopaxi y Tungurahua.

La Ecorruta Kuri Pishku nace en la laguna de Yambo, en Salcedo. Este es el hogar de halcones peregrinos y cercetas aliazules. Allí también se alimentan. Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo

Un largo camino

Con 132 kilómetros, Kuri Pishku es el refugio natural de aves más importante, extenso, biodiverso e inexplorado del Ecuador.

Esto porque aloja varias especies de pájaros únicas, impresionantes y hermosas que solo se  pueden avistar a lo largo de este camino, si las condiciones atmosféricas lo permiten.

En línea recta el recorrido no abarca más de 32 kilómetros. Sin embargo, si se contabilizan las microrrutas que derivan de la principal en los 4 cantones, al menos 100 kilómetros se adicionan debido a que los caminos contemplan montes, valles, ríos y humedales.

Punto de partida

La ruta inicia en la mística laguna de Yambo, ubicada en el límite provincial entre Cotopaxi y Tungurahua, y avanza por diversos escenarios de los cantones Píllaro, Patate y Baños, en Tungurahua.

Adrián Soria, biólogo del refugio Aves y Conservación, manifiesta que la Ecorruta es una alternativa laboral de los lugareños. “El refugio ha existido siempre, pues lo conforman parajes naturales, tales como lagos, cuencas, cerros y riachuelos, donde anidan aves que en otro lugar del país no se las puede encontrar. En 2010, nace la iniciativa de habilitar un camino, en la cual los turistas puedan observar el hábitat, características y costumbres de los miles de pájaros que allí anidan y conviven en perfecta armonía, junto a las especies vegetales que les proporcionan refugio y alimento”, dijo.

Especies de aves nativas

A lo largo se puede observar al halcón peregrino y cerceta aliazul, en la laguna de Yambo; al pato torrentero y al colibrí abejero, en río Negro; en Baños a los gallitos de la peña y 4 especies de loros y colibríes pequeños, en el cantón Patate.

En cuanto a flora, la orquídea es la planta más frecuente en la ruta, especialmente en Baños y Patate.

EL VALOR DE LAS AVES ACUÑÓ EL NOMBRE DEL CAMINO

Las palabras kuri pishku, del idioma kichwa, significan “pájaro de oro”. Lorenzo Sandoval, patateño propietario de un hostal, explica que este apelativo fue acuñado debido a la leyenda que pesa sobre los Llanganates.

“Parece mentira, pero conozco más de una persona que ha intentado llegar a la zona para encontrar, por lo menos una parte del tesoro que supuestamente Rumiñahui arrojó en las orillas de una laguna, en la entrada del Parque Nacional”, dijo.

Con esta designación, se reconoce a las aves como uno de los elementos más valiosos del ecosistema montañoso de los Andes.

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