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Ecuador, 04 de Febrero de 2025
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El Telégrafo
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Jesús me ama es el refugio de niños olvidados

Luego de que los menores realizan sus tareas y juegan, Yolanda dirige una oración en el comedor del centro, antes de alimentar a los niños. Roberto Chávez / El Telégrafo
Luego de que los menores realizan sus tareas y juegan, Yolanda dirige una oración en el comedor del centro, antes de alimentar a los niños. Roberto Chávez / El Telégrafo
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La compasión, piedad, misericordia y amor al prójimo es el combustible que mueve a la fundación Jesús me ama, según su directora Yolanda Jijón.

Esta Organización No Gubernamental (ONG) ubicada en las calles Mera y Bolívar se dedica a cuidar y alimentar a niños y adolescentes que provienen de hogares disfuncionales y de escasos recursos.

En el lugar se congregan diariamente 105 menores, quienes pueden  comer, hacer sus tareas escolares, pasar un buen rato con sus amigos y recibir asesoría espiritual y moral para afrontar sus carencias.

Yolanda Jijón, la directora de esta organización lleva toda una vida dedicada a poner en práctica el cristianismo que profesa desde niña, y con el cual, ha podido afrontar los problemas con los que llegan los niños al centro.

Con una amplia sonrisa, brazos abiertos y con un aspecto amigable, recibe todos los días a sus ‘hermanos menores’, como llama desde que se abrió la fundación, en 1997.
Madre de 2 hijas y ferviente defensora de los derechos humanos, esta ambateña tiene a cargo la fundación desde hace más 10 años.

Quien habla con Yolanda por primera vez se da cuenta de la profunda fe que profesa a Dios, ya que en casi cada frase que ella expresa, el Creador está presente.

“Con esta labor, en la que llevo más de 15 años al frente de la fundación y 8 en otra fundación similar, simplemente trato de poner en práctica lo que nuestro salvador Jesucristo hizo con los más pobres cuando estaba en la Tierra: ayudar, consolar, educar y por sobre todo amar”, expresa mientras mira un cuadro que reposa en una de las paredes de su despacho, en el cual aparece Jesús abrazando a un niño.

A más de ser la directora de esta fundación, Yolanda se ha convertido en una amiga, compañera y colega de los 12 trabajadores de esta organización.

“Creo que a más de brindar ayuda a niños pobres, doña Yoli ha ayudado a los padres, hermanos y demás familiares de los menores que vienen acá, con formación espiritual, emocional y sentimental, para que puedan formar un hogar en condiciones estables para los niños. De igual forma, en primera persona puedo decir que la hermana Yolanda ha brindado, a más de una persona,  la oportunidad de trabajar y tener una estabilidad económica dentro de esta gran familia”, señala Rosa Altamirano, cocinera encargada de la fundación.

El centro ocupa 3 pisos del céntrico edificio que se encuentra justo en frente del colegio Bolívar. En el primero, se ubican las oficinas y la parte administrativa, un piso más arriba están las aulas donde los niños pueden realizar sus tareas y recibir asesoría espiritual y moral.

Verónica, otra de las voluntarias que ayudan en la fundación, apoya a los niños con sus tareas de matemáticas, gramática, historia y ética.

En este espacio además se encuentra la cocina y una pequeña aula en la que los chicos reciben terapias psicológicas y espirituales.

Gran parte de estas terapias se basan en enseñanzas de la Biblia, al igual que la oración que Yolanda dirige a los niños, cada día antes de comer. “Es una parte fundamental de nuestro centro, damos gracias al Creador por su bondad y amor demostrados en la comida, salud y la vida.

Alimento físico y espiritual

Al consultarle el por qué de esta clase justamente a la hora del almuerzo, contesta que se debe alimentar al niño “tanto espiritual como corporalmente”.

Javier Sánchez, vecino del lugar y conocedor de la obra altruista que se realiza en esta ONG, manifiesta: “Si hay algo que se pueda destacar del Jesús me Ama, es su predisposición de ayudar a niños de cualquier condición, ya que hasta ahora, no hay una solicitud de ayuda o protección que haya sido negada”.

A la par, se ha podido instituir una escuela para padres, en la cual se brindan pilares fundamentales para la formación de una familia, tales como amor, respeto, confraternidad, cariño, responsabilidad, etc.

En ese espacio desde hace 6 años, 66 padres de familia analfabetos se graduaron de la instrucción primaria, gracias a un convenio que esta fundación mantiene con la dirección provincial de educación.

Hacer caminatas para meditar, dedicarse a algún deporte, reuniones periódicas con otros padres, escuchar música con mensaje positivo  y  leer la Biblia son algunas de las actividades que Yolanda aconseja realizar a los padres de familia, quienes por diversas razones han descuidado a sus hijos.
Quienes hacen la fundación creen que educando a los chicos, pese a las dificultades, se pueden obtener grandes profesionales.

Los fondos con los que opera esta organización provienen de donativos que personas caritativas realizan, al igual que de donativos de varias iglesias evangélicas del país.

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