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Injertos y poda de árboles potencian la productividad frutícola de Ambato
El potencial frutícola que Ambato posee y que la ha convertido en una de las ciudades más productivas del Ecuador se debe a varios factores, entre ellos, la presencia abundante de agua, abono orgánico de alta calidad, un clima favorable para la agricultura y un suelo rico en sales y minerales que facilitan la germinación de una variedad de frutas de clima frío y templado.
Pese a que la mayor parte de ambateños sabe esto, desconoce que existen 2 factores adicionales que potencian aún más al sector agrícola y que se vienen practicando desde hace más de 400 años.
Se trata de la poda de árboles en edad productiva y de los injertos vegetales, que permiten la propagación de especies de la misma familia y el florecimiento de ramas nuevas sobre un tronco con más edad, en especial de árboles frutales y leñosos.
Temporada de poda
Mario Cevallos, agricultor de Huachi Grande, parroquia del sur de la urbe y famosa por ser uno de los más grandes bastiones frutícolas de la región, indicó que la temporada de poda inició hace 2 semanas con pocas lluvias.
“Desde el 9 de agosto han habido pequeñas lloviznas en las tardes y noches. Año tras año esta estación es conocida por la presencia de soles intensos y lluvias fuertes. Esta mezcla de climas, con duración de hasta 48 horas por cada uno, favorece la agricultura, pues las plantas y árboles reciben los innumerables beneficios de la abundante agua y, a la vez, reciben muchas horas de luz, lo que facilita el florecimiento y el proceso de fotosíntesis del crecimiento vegetal”, dijo el agricultor.
Cevallos, quien se dedica desde hace 35 años a cultivar manzana, pera y claudia, explicó que ambos procedimientos se aplican en casi todos los huertos ambateños, pues forman parte de la preparación que los árboles deben recibir cada año antes de la época frutal de febrero.
“Los agricultores aplican estos procedimientos con 6 meses de antelación a la época de cosecha, en la que se realiza la fiesta de la ciudad y en la que las frutas y flores son las protagonistas”, añadió.
Procedimiento
La poda consiste en realizar un corte en la base de las ramas de frutales que han crecido demasiado, como: durazno, manzana, pera, claudia, peladillo, membrillo, chirimoya, abridor (una variedad de durazno), melocotón rojo, capulí, aguacate; y que evitarían un desvío innecesario de savia, que es el líquido que aporta los nutrientes requeridos para el crecimiento de las ramas del árbol y que proviene de las raíces.
Para esto los granjeros utilizan una tijera especialmente diseñada y afilada para realizar un corte redondo de tal forma que las líneas conductoras de savia queden cubiertas y se evite el sangrado de la rama.
Esta tarea, dependiendo del tamaño del árbol y de la longitud de las ramas, suele tomar de 2 a 3 días en una huerta de una hectárea. Así lo afirmó Roberto Sandoval, agricultor de Quisapincha, quien realiza este procedimiento anualmente en su huerta de peras.
“Este trabajo requiere de mucha paciencia, ya que el corte que se realiza debe ser preciso y con un solo movimiento, pues si se realizan 2, la herida producida en la rama sangraría y se desperdiciará valiosa savia. Uno de los objetivos de este procedimiento es ahorrar este fluido y redistribuirlo de manera eficiente en las ramas más cargadas de flores, que son las que producirán más frutas”, dijo Sandoval.
Después de 30 días de haber podado un árbol, los resultados del procedimiento ya se pueden observar, pues el florecimiento iniciaría progresivamente.
De forma complementaria, el injerto se realiza sobre el tronco o rama de un árbol ya podado.
Generalmente, los injertos que más se aplican en los huertos ambateños son ramas o tronquitos frescos de pera botella sobre el tronco de árbol de pera manzana. De forma similar, se aplica un injerto de abridor sobre el tronco de un durazno más antiguo.
“El injerto prolonga la vida de un tronco viejo con el porte de genes, flores y savia de una rama fresca”, añadió Sandoval.