Un tramo de 200 metros de la carretera que conduce a la parroquia Canelos, en Pastaza, se hundió a consecuencia de una falla geológica.

El percance ocurrió en las inmediaciones del kilómetro 25, de la vía Puyo-Macas y afectó también a zonas donde existen sembríos.

El desplome en el sector conocido como San Jorge es de 70 metros desde el nivel de la calzada.
Los daños ocasionados a la vía, cultivos, conexión de agua y algunas viviendas se deben a una falla geológica de gran magnitud. A ello se agrega la constante lluvia en la región, lo cual produjo el debilitamiento de la tierra.

La determinación como zona de riesgo de estos sectores y la falla geológica, fueron certificados por la Dirección Provincial de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) y los técnicos del Gobierno Provincial de Pastaza, quienes indicaron además que el hundimiento de la vía es progresivo, 10 centímetros diarios.

Ambas entidades, el Municipio de Pastaza y la Junta Parroquial de Canelos, declararon al sitio en estado de emergencia, con la finalidad de que todas las instancias puedan ofrecer su aporte y reparar los daños.

“Todos opinan, todos están alarmados, pero la pregunta es ¿quién pone la plata?, acaso la Prefectura tiene una caja chica?”, expresó el  titular de esa entidad, Jaime Guevara.

Hasta el lugar  de la vía afectada fueron desplazadas una retroexcavadora, un cargador y un rodillo. Su objetivo es retirar los escombros que se acumulan y facilitar la movilidad de vehículos.

La maquinaria y personal pertenecen a la Prefectura.
Por los trabajos que se ejecutan en la vía, vehículos de la Cooperativa Centinela del Oriente que tienen frecuencias a la parroquia Canelos, y los de transporte de carga y particulares por el momento están limitados a cruzar.

Desde el pasado lunes se restringió la movilidad desde las 8:00 hasta las 17:00.
Los habitantes de la zona en su mayoría productores, así como jóvenes que estudian en Puyo deben realizar trasbordos y caminar los 200 metros, para abordar un carro y llegar a sus destinos.  

Los daños en la arteria vial parroquial causan inconvenientes a aproximadamente 2.500 personas que pertenecen a más de 28 comunidades existentes en el sector.