A las 17:00 del jueves, como estaba previsto, se cerró la vía entre Ambato y Baños para dar paso a la Caminata de la Fe, que se realiza por más de 20 años y que congrega a cerca de 30 mil romeriantes, quienes viajan a pie por cerca de siete horas hasta llegar al Santuario de la Virgen de Agua Santa.

Nadie sabe a ciencia cierta cómo empezó este ritual, pero cada año son más y más los devotos que recorren el camino.

Muchos se mueven por la fe de recibir los milagros de la Virgen o para agrader los favores recibidos de ella; unos pocos lo hacen para medir su resistencia, para hacer amigos o simplemente por curiosidad.

A lo largo de la vía, el frío fue intenso, sobre todo a la altura de Pelileo, donde a las 19:00 se produjo un corte de luz que obligó a los comerciantes a usar algunas de las velas que vendían para iluminar el resto de la mercadería.

No faltó la buena comida: el chaulafán ambateño, guatitas, pasteles con té, café, aguas aromáticas, secos y las infaltables golosinas; todo a una diversidad de precios.

Provenientes de Echeandía (Bolívar), todos los miembros de una familia participaron en la Caminata. De cuando en cuando, tomaban un descanso porque sentían que sus pies no resistían más; pero la fe los impulsaba a volver a levantarse.

En tanto, Louis Bernew y su esposa Soni Tegner llegaron desde Francia  tras enterarse, por casualidad, de esta tradición a la que no dudaron en sumarse. A lo largo del camino, las historias de milagros, de miedos, leyendas e incluso de amores no faltaron para animar la larga jornada nocturna.

Algunos usaron los telefonos celulares para colocar los ritmos de moda, dejando a un lado los tradicionales rezos para reemplazarlos por bachatas y vallenatos. Aquello fue común entre los romeriantes más jóvenes.  

Para garantizar la seguridad de todos los participantes, las autoridades   dispusieron la activación de 20 cámaras del Sistema Integrado de Seguridad  ECU-911, distribuidas durante todo el trayecto. Además, más de 700 elementos entre policías, bomberos, voluntarios de la Cruz Roja y militares vigilaron  los más de 40 kilómetros de recorrido.

En el caso del Cuerpo de Bomberos, la entidad desplegó a 87 de sus miembros y 100 voluntarios en el trayecto Pelileo-Baños, quienes se se encontraban abordo de ambulancias y unidades de rescate, según su representante, Javier Jaramillo. Así también, las Fuerzas Armadas contarón con más de 40 uniformados y la Cruz Roja de Tungurahua  contó con 80 voluntarios distribuidos en ocho puntos estratégicos.

Y a pesar de que estaba prohibido ir con menores de edad en coches y el uso de bicicletas, a lo largo de la ruta se observó el uso de estos elementos, los que provocaron más de un incenveniente a los caminantes. “Las bicicletas bajaban sin luces  a grandes velocidades. Los conductores eran en la mayoría muchachos,  quienes no tenían cuidado con la gente que caminaba”, afirmó Roberto Chávez.

Tras una larga noche, los primeros caminantes llegaron a Baños a partir de las 00:00 de ayer. Pero aquellos que arribaron a la madrugada se encontraron con la dificultad de no hallar sitio para domir, pues el templo, los hoteles, aceras y plazas estaban llenos de devotos que recuperaban las fuerzas un poco.