“Yo estaba durmiendo cuando empecé a escuchar gritos y salí a ver qué pasaba. En ese momento observé que las llamas ya habían consumido algunos locales.  Cuando llamamos a los bomberos no existió la coordinación necesaria ni la presión adecuada para que el agua salga de los hidrantes”, explicó Armando Manobanda, uno de los comerciantes perjudicados, quien dormía la madrugada del sábado en uno de los negocios que fueron calcinados en el incendio  en Guaranda.

Según el ciudadano, los bomberos tardaron en llegar, las mangueras no eran lo suficientemente largas y el agua se acabó a los cinco minutos del inicio de sofocación del flagelo. Y por ello  se habría  pedido ayuda a San Miguel y Chimbo. Esto a pesar de que  el Cuerpo de Bomberos de la capital bolivarense se encuentra a 100 metros del lugar donde se produjo el incendio.

Incluso, la madrugada del sábado, los comerciantes agredieron al personal de la casa roja. “No culpamos en su totalidad a los bomberos, pero si hubieran actuado adecuadamente, se hubiera evitado pérdidas”, indicó Manobanda

Miguel Rojas, vocero de la entidad antiincendios, afirmó, sobre el tema, que los hidrantes de la ciudad poseen 80 libras de presión por pulgada cuadrada (psi, por sus siglas en inglés), mientras que, para que los hidrantes abastezcan a las mangueras, se necesitan 120 psi.

“Los compañeros quisieron ganar otra línea de ataque conectándose directamente al hidrante, pero no se pudo por la presión. Los hidrantes no son para apagar incendios”, indicó Rojas,   quien se refirió también a la falta de personal y de equipo para enfrentar este tipo de eventos.

Al mismo tiempo, se indicó que  con los antecedentes de pequeños flagelos registrados desde enero, se había sugerido a los comerciantes, la contratación de un guardia para que cuidara los locales; sin embargo, no se acataron las sugerencias. Los bomberos tampoco fueron consultados para realizar las revisiones de instalaciones, cuando los comerciantes fueron trasladados a la quebrada del Mullo.

De las 20 personas que trabajan en el Cuerpo de Bomberos de Guaranda,  participaron seis en las operaciones de la madrugada del sábado y solo uno, el cabo Julio Córdova, contaba con el equipo y la preparación adecuada. El resto de bomberos eran dos de San Miguel y dos de San José de Chimbo.

El monto de las pérdidas, una vez realizado un nuevo balance sobre el suceso, asciende a  1,6 millones de dólares.