En el centro, las ciudades carecen de pulmones
Cada vez hay menos espacios verdes en las ciudades de la zona centro y aumentan las áreas de cemento. Y si bien alguien podría argumentar que aquello puede ser un signo de progreso de las urbes, la normativa internacional sobre ciudades establece que los espacios de esparcimiento, recreación y disfrute del tiempo libre y oxigenación del ambiente mejoran la calidad de vida.
“La falta de un adecuado espacio verde aumenta los índices de estrés en la población y la calidad del aire es más deficiente al no contar con árboles que permitan oxigenar el aire”, señaló sobre el tema Henry Donoso, técnico de la Dirección provincial del Ministerio del Ambiente (MAE) en Tungurahua.
Son considerados espacios verdes urbanos aquellos sitios donde sus habitantes pueden caminar, pasear a su perro, montar en bicicleta o sentarse en un banco a leer.
En 2012, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) presentó un estudio denominado Índice Verde Urbano, en el que se determina el patrimonio de áreas verdes o de zonas terrestres de interés natural, histórico-cultural, manejado (directamente o indirectamente) por entes públicos.
En el informe se detalla que la Organización Mundial de la Salud (OMS) coloca que cada territorio debe contar con un espacio de 15 m² por persona (m²/p) para considerarlo como nivel óptimo y que el rango mínimo es 10 m²/p.
En el estudio del INEC, el Ecuador no cumple con esos estándares y muchas ciudades están por debajo del índice mínimo como es el caso de los centros urbanos de las provincias centrales. Es así que Ambato registra 6,52 m²/p; Guaranda, 4,03 m²/p; Latacunga, 2,30 m²/p; Riobamba, 1,94 m²/p y Puyo, apenas 1,24 m²/p; es decir, 8,76 puntos menos del mínimo establecido.
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municipios de 221 que existen
en el país no cumplen con la recomendación de la OMSByron Villacís, titular del INEC, señala que entre las acciones para incrementar los espacios verdes podrían estar el motivar a los municipios para que dentro de sus planes de ordenamiento territorial contemplen la creación y conservación de este tipo de zonas; establecer mecanismos metodológicos para la medición del área verde urbana efectiva, e incluso identificar los tipos y números de árboles para la medición de captación de oxígeno por ciudad.
Y a pesar de las preocupantes cifras, el panorama desde que se presentó este informe no ha variado. Así, en la ciudad de Riobamba, que obtuvo 8,06 puntos por debajo del mínimo en espacio verde, existen varios planes para poder incrementar estos espacios; pero la falta de aprobación desde los administradores de la ciudad y el presupuesto ha frenado la creación de dichos sitios.
“Como plan está el crear un corredor turístico en la quebrada de Las Abras, pero aún esperamos que la propuesta se apruebe y que se asignen los recursos necesarios”, dijo Galo Cargua, técnico del Departamento de Gestión Ambiental del Cabildo riobambeño.
En el caso de Ambato, en cambio, Omar Landázuri, director del Ministerio de Medio Ambiente en Tungurahua, sostuvo que “la correcta aplicación del Cootad y la intervención de los gobiernos locales para determinar parques y áreas protegidas con la finalidad de convertirlas en áreas verdes, pueden en cierta forma acrecentar la cantidad de metros cuadrados por habitante”.
Al respecto, Diana Escobar habitante del barrio La Joya de la ciudad de Ambato, señaló que en la capital tungurahuense no todos los barrios cuentan con parques ni áreas verdes. “Si quiero salir con mi hija, debo irme a Ficoa o buscar otro parque, porque en este barrio no hay espacios”, señaló.
Entre tanto, el Municipio de Guaranda prevé la creación, para los próximos 15 años, de áreas verdes en las que existirá 1 m² por cada cuatro cuatro personas en esa ciudad.
Pero la falta de espacios verdes no es el único problema que enfrentan las ciudades. A este se suman la calidad y tipo de zonas verdes que existen en las urbes. En la mayoría de los casos, su tamaño, diseño y estructura (incluyendo la dotación de instalaciones y equipamiento) no permiten que todas las actividades propias de un parque puedan ser realizadas de forma que respondan a las demandas de los usuarios. “Los parques de los barrios están generalmente descuidados, destruidos; no hay plantas”, indicó Iván Murillo, habitante de Riobamba.
El cuidado de los espacios verdes deber ser una acción conjunta entre los entes públicos y los ciudadanos, dijo Cargua, quien sostuvo también que cada uno de ellos requiere de recursos para contar con un plan de manejo, sistemas de riego, cantidad y calidad de especies vegetales, camineras, lugares para sombra, recreación y deporte. Un parque bien diseñado debe satisfacer las necesidades de sus habitantes”, añadió.