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En 1928 eran tiempos de haciendas y de trapiches en Tungurahua
La investigación de los legajos deteriorados por la manipulación y por el paso de los años del Fondo Gobernación que guarda el Archivo Nacional–Tungurahua nos devuelve la idea de un paisaje diferente.
Un entorno lleno de cañaverales, olor a panela y aguardiente, trapiches con mulas, asnos, caballos y bueyes acarreadores de chamizas.
Ahora son atracciones folclóricas ambulantes por otras calles de ese pueblo subtropical y tan querido como es Patate.
La cotidianidad estaba ligada a las haciendas con un modo de vida colonial que perduró hasta las primeras décadas de los años 1900.
Las familias de los independizadores tenían cientos de indios huasipungueros. Murieron ya enterrando muchas historias que contar para descascarar esa costra histórica que hizo sangrar sus huesos hasta que buscaron refugio en el Señor del Terremoto.
Un formulario del Ministerio de Hacienda contiene estos datos: Propiedad territorial. Predio San Javier en la parroquia Patate del cantón Pelileo. La “propiedad actualmente” está en manos de Mercedes Álvarez de Samaniego e Hijos.
El propietario anterior fue el doctor Filoteo Samaniego, que tuvo descendiente del mismo nombre y que fue diplomático y literato.
El formulario pide que se indiquen: “Nombre, ubicación y valor de otros predios que el propietario posee en la República”. La casilla se llena con estos datos: “Posee un predio Puñapí ubicado en la parroquia Patate, valorizada en S/. 277.320”. Se indica que no se ha hecho la “transmisión de destino… por hallarse la escritura en el Banco”.
San Javier tenía “casa cubierta de tejas, inconclusa y el parque” que avalúan en 6.000 sucres. En la casilla de “casas para peones” se señalan “44 chozas sin valor, con 150 hectáreas sin agua, para guasipungos” que se fija en 30.000 sucres.
La casilla que pide “construcciones de carácter industrial” se llena con estos datos: “Casa cubierta de tejas, con trapiche hidráulico, 3 alambiques y más paramentos de molienda de caña S/. 6.000”.
Un granero cubierto de tejas se valora en S/. 300. La casilla de “bosques naturales” se llena con estos datos: “Montaña en explotación (desmontes), 500 hectáreas, valoradas en S/. 5.000 y 10 hectáreas de huertos en producción” en S/. 15.000. Además, se indica que hay 14 hectáreas con agua que se avalúan en S/. 8.400.
En la casilla de “bosques naturales” se ponen estos datos: “Montañas incultas en explotación (desmontes) 500 hectáreas por un valor de S/. 5.000. Hay 2 hectáreas en viñedo en producción, que vale S/. 3.000. En huertos tienen 5 ha en formación y 5 ha en producción que se valoriza en 11.500 sucres”.
Como dehesas se anota que hay “40 hectáreas con agua y 34 sin riego, avaluadas en S/. 61.600”. Tierras de labranza con agua se anotan 13, y las sin agua se indican 90 ha en arrendamiento, esto por un valor de S/.45.100.
Además hay 61 hectáreas de cañaverales (algunas al pasarse si no se las muele), se valora en 73.200 sucres. Finalmente se anotan 100 ha improductivas por corresponder a “fuertes, pendientes y riscos”.
Entre estos papeles han quedado algunas notas que se llamarían manuscritas de borrador. Allí se lee que en esta hacienda había 44 peones guasipungueros y una cifra de S/. 130 mil. Debe entenderse que no cuentan ni las mujeres ni los hijos, sino el cabeza de familia.
También se alude a productos de la hacienda fijados en aguardiente, panela, leche, fruta y labranza. Se indica que el costo de una vaca estaba en S/. 50, los bueyes a S/. 60, y “toros padres por 600”.
En legajos subsiguientes, se lee: “A la señora doña Mercedes Álvarez de Samaniego e hijos, de acuerdo al Art. 17 de la Ley de Impuestos sobre la propiedad rural…” tiene 15 días para que devuelva el formulario firmado con la declaración de sus bienes del predio “San Javier”.
Además de la molienda de la caña de azúcar donde elaboraba panela, aguardiente, dice que tiene 200 árboles de eucalipto de un año, 8.000 árboles de café, 1.000 cítricos y 1.400 frutas de estación.
Para riego tenía 10 molinos de agua con 100 hectáreas de potreros, con una subclasificación de disponer de 14 hectáreas bajo riego.
Importante saber que los cañaverales eran sembrados “50 hectáreas por turno, que producían 19.000 litros de aguardiente con un rendimiento de S/. 7.600; se producía 50.000 libras de panela que rendían S/. 5.000, y en cereales apenas le entraba S/. 2.000 de rendimiento.
En cuanto al ganado declara tener 30 vacas madres nacionales, 3 toros media sangre Holstein y 20 bueyes nacionales.
Como ganado vacuno mayor constan 50 cabezas, y otras 50 de vacuno menor. Caballos se menciona 5, y 2 mulas. Para no quedarme en pormenores, se declara que la renta líquida anual llega a 9.500 sucres. Esta declaración se firma en San Javier, un 21 de septiembre de 1933. Una nota manuscrita que consta luego de la firma dice: “El estado de atraso de estas haciendas se debe a la singular crisis de la agricultura de la caña de azúcar en relación con el estanco de alcoholes”.
Por su parte, la nota del formulario indica que “la ley castiga la falta de declaración con multa de S/. 200 a S/. 500; la demora con 5% del impuesto, y la falsedad con multa de S/. 2.000 a S/. 5.000”.
Otro dato sobre la fortuna de los Samaniego es la hacienda de La Merced, cuyos propietarios son “Carlos y Luis Samaniego, usufructuarios de Reinaldo Samaniego, que obtuvieron la propiedad de Tomás Álvarez Herederos.