Los rastros de la caída de ceniza volcánica podían observarse ayer en pequeños tramos de algunas calles céntricas de Quero.

Aun así este inconveniente, usual desde que se reactivó el Tungurahua en 1999, no interfirió con el día de feria agrícola, ganadera y comercial más importante de la semana para este cantón, situado a 20 minutos de la ciudad de Ambato.

El polvo fino y oscuro se acumuló en el borde de las calzadas, pero los habitantes madrugaron a barrer las veredas para recibir a los clientes.

“Estamos acostumbrados a las lluvias de ceniza. Por ahora no fue mucha, pero hay veces que tenemos que salir con gorras y la boca tapada con bufandas”, explicó Teresa Herrera, propietaria de un restaurante de comidas típicas.

El coloso volvió a reactivarse el viernes, tras permanecer casi 2 meses en relativa calma. A las 14:50 del 1 de agosto, ocurrió una explosión que se escuchó en los alrededores y que lanzó a la atmósfera una columna de gas y ceniza de más de 4 kilómetros de altura. Los técnicos del Observatorio del Volcán Tungurahua (OVT) también detectaron sismos y movimientos de magma dentro del cráter.

Todos estos detalles hacen prever a los expertos que, en corto plazo, hay una gran probabilidad de que ocurra “un evento explosivo importante que causará el descenso de flujos piroclásticos por los drenajes del volcán, que podrían alcanzar zonas habitadas alrededor del mismo, así también como la ocurrencia de importantes caídas de ceniza y cascajo”.

Por esta razón, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR) elevó la alerta de amarilla a naranja a las 17:00 del viernes último. Sin embargo, los habitantes de los cantones próximos realizan sus actividades con normalidad. Esto ocurre en los cantones Baños de Agua Santa, Patate, Pelileo, Quero, Mocha, Tisaleo y Cevallos (Tungurahua) y en Penipe y Guano (Chimborazo).

Las vías asfaltadas que unen a los cantones tungurahuenses están expeditas, excepto la vía Baños-Penipe, en la que el paso se halla restringido.

Ayer, el macizo tampoco podía observarse desde las zonas altas de Quero como El Placer, El Rosario y El Santuario. Una enorme capa de nubes oscuras cubría al volcán y con el correr del viento frío, si se prestaba atención, desde esos puntos se oían los ‘bramidos’ volcánicos.

“A la medianoche del sábado empezamos a escuchar las explosiones, pero para nosotros es común esto. Lo malo es que cuando cae más ceniza perjudica todos los sembríos que tenemos aquí”, aseguró Héctor Fuentes, habitante de la comuna El Rosario, un sector agrícola en el que los sembrados de cebolla, papa, zanahoria, lechuga y maíz, entre otros, llaman la atención de los turistas que se encaminan hacia las cumbres, precisamente para observar al Tungurahua.

Por ahora, los habitantes de esas comunidades no utilizan mascarillas ni bufandas, pero sí portan gorras y sombreros. Esto pudo comprobarse en las ferias de ganado vacuno y de chancho y en las afueras del mercado Central, ubicado entre las calles Eugenio Espejo y Ambato.