El refugio de mariposas más grande y biodiverso de la región central se encuentra en el cantón Baños de Agua Santa, en Tungurahua. Este colorido y paradisíaco lugar reúne a ejemplares de al menos el 80% de las especies de este insecto lepidóptero, existentes en el país.

Ubicado en el barrio San Francisco, de la parroquia Río Negro, el mariposario es una pequeña muestra de la gran riqueza floral y faunística que existe en el corredor del río Pastaza.

La simbiosis entre las mariposas y la vegetación endémica facilita la vida de otros animales; y llena de color así como de aromas irrepetibles las riveras del afluente amazónico.

Este lugar es conocido mundialmente como uno de los mayores refugios de insectos, anfibios, aves y pequeños mamíferos, por lo que cada año llegan miles de turistas, aficionados a la fotografía y entomólogos.

Ismael Aldás, reconocido ambientalista y biólogo tungurahuense, es el propietario del mariposario. Según explica, este es el único albergue de insectos de la región en el que es posible apreciar la fascinante metamorfosis y los procesos de cooperación entre insectos y plantas.

“La idea de crear el mariposario nació en mi niñez. Debido a mi espíritu aventurero, desde muy joven me adentré en las reservas forestales del corredor del río Pastaza, de la mano de importantes biólogos y eminencias de la conservación ambiental, y me enamoré perdidamente de las mariposas por su belleza, e importancia en los procesos de polinización”, dijo.

De esta forma don Isma, como lo conocen sus allegados y vecinos, expresa su pasión por estudiar el hábitat, las costumbres y el comportamiento de los insectos lepidópteros.

Inicios

El mariposario tiene poco más de 3 años de funcionamiento en San Francisco. Fue abierto por primera vez en 2010. El centro de la parroquia Río Negro fue la primera locación donde abrió sus puertas. Hasta allí llegaban estudiantes de varios colegios y universidades del país.

Tras 2 años, el refugio fue trasladado a una propiedad del sector Machay, ubicado a 15 kilómetros del centro de Baños, en la vía a Pastaza.

“Las condiciones climáticas del lugar (entre 18 y 25 grados, y mucha humedad) facilitaron la vida de las orugas, larvas e insectos adultos. Allí el mariposario funcionaba en un terreno comunal, por lo que, después de un año de estadía, nos mudamos a un recinto propio, en el que se adecuó el microclima ideal para las mariposas”, agregó Aldás.

En los 3 escenarios, el refugio fue construido en forma de domo y con materiales especiales.

Uno de ellos es el plástico base para invernaderos, con el cual se forma un cubículo grande. En el interior se siembran orquídeas, rosas, bromelias y otras especies florales, plantas en las que se desarrolla la vida de las mariposas.

Además de crear el clima ideal para la vida de los insectos, el domo de 100 m² está aislado de ruidos bruscos, como el producido por el tránsito vehicular y las fábricas. Por tal razón los visitantes deben guardar silencio durante las visitas, y, al momento de hacer fotografías, debe evitarse el uso de flash.

Especies existentes

La primera especie que se observa en el refugio pertenece a la subfamilia Satyrinae. Este insecto rojos y naranja está presente en todo el país, pero en cada región cambia su aspecto. Protegidas en cajas diseñadas especialmente para cuidar los huevos, larvas y capullos, comen y reposan tranquilas mientras son observadas por los visitantes.

“Los niños son los que más disfrutan viendo a las mariposas volar libremente; una gran orquídea ubicada a la entrada del lugar es el sitio preferido por los insectos, e ideal para las fotos”, dijo Marcela Uvidia, turista quiteña.

Otras familias de lepidóptero que se pueden observar allí son las Pieridae, Colias, Papilionidae, Perisama, Lucanidae y Catastitas entre otras.

El mariposario abre de lunes a domingo, desde las 09:00 hasta las 17:00. Cerca del lugar existe un gran parqueadero y la entrada cuesta $ 1 para adultos y $ 0,50, los niños. (I)