Era importante hacer una pausa en las prácticas de radio y en las reporterías. Esto para retornar la capacitación y los talleres de periodismo en las oficinas de la Regional Centro de EL TELÉGRAFO, en Ambato.

Por eso, a las 15:00, a pesar de la lluvia menuda que caía sobre la capital tungurahuense, Génesis, Margeory, Gabriela, Doménica y Gabriela Lasluisa participaron en un nuevo taller. El tutor, José Miguel Castillo, les explicó los últimos cambios que se implementaron en las publicaciones. “La Dominical Centro se volvió Sabatina Centro y las 2 páginas dedicadas a los clubes se duplicaron. Por eso, necesitaremos proponer, reportear y escribir más”, les adelantó Castillo.

Génesis Constante llegó a la oficina con 4 libros. Se trataba de la novela de Jorge Isaacs autor de María. Además, A la Costa (Luis A. Martínez), Cumandá (Juan León Mera) y El Regenerador (Juan Montalvo Fiallos). “Estos libros nos fueron obsequiados por el Departamento de Cultura de la Municipalidad ambateña. Esto como parte de un proyecto que volvió a imprimir 500 textos de cada uno para que los jóvenes puedan leer estas novelas de ambateños notables”, dijo Constante, presidenta del club.

El plan de lectura

Los libros fueron presentados al grupo. Castillo les explicó la importancia histórica de estos textos que relatan ciertos pormenores de la Revolución Liberal de 1895 y las costumbres étnicas de nativos amazónicos. “La lectura es parte de la vida de todo periodista. Para escribir bien se debe practicar la lectura abundante de buenos referentes”.

Es por eso que las chicas del club pondrán en marcha un proyecto de lectura poco común. Se movilizarán a la quinta de Juan León Mera (en Atocha) y en parajes del jardín botánico que rodean a la vieja casona histórica deberán leer estas novelas y luego documentar la experiencia en una nota periodística.

La novela histórica

Luis Alfredo Martínez fue un escritor, pintor y político ambateño de marcada tendencia liberal. Fue amigo del viejo caudillo Eloy Alfaro, pero eso no le impidió criticarlo por sus decisiones políticas. Martínez nació el 23 de junio de 1869 y falleció el 26 de noviembre de 1909.

En la Costa se contagió de polineuritis malaria que lo dejó postrado durante 6 meses. En ese tiempo le dictó los capítulos finales a su esposa, Rosario Mera Iturralde, de su obra cumbre: A la Costa. Lo hizo desde una cama que se exhibe en la casa museo.

Es por este detalle que los jóvenes que viven en Ambato tienen la inmejorable oportunidad de leer esta novela en el ambiente que rodeó parte de la vida del escritor. Para esto, se cuenta con 14 hectáreas que integran el Jardín Botánico Atocha-La Liria que se extiende por ambas quintas.

Esto, precisamente, experimentarán algunas de las integrantes del club. Esta novela tiene como protagonista a Salvador Ramírez, cuyas peripecias por sobrevivir le llevaron a migrar al Litoral en búsqueda de una nueva oportunidad y del amor.

En esa aventura, Martínez relata con mucho realismo y descripción los cambios sociales ocurridos en el Ecuador a finales del siglo XIX. Un detalle: don Jacinto Ramírez, padre de Salvador en la novela, jamás se recuperó del trauma de perder a toda su familia en el terremoto de Ibarra del 16 de agosto de 1868.

Ese vacío emocional lo volvió triste y débil de carácter. Con su profesión de abogado apenas pudo sacar adelante a su esposa Camila y a sus hijos, Salvador y Mariana.

Esta situación se complica cuando muere y deja en el desamparo a su familia y Salvador tiene que hacerse cargo. “El matrimonio Ramírez era de un catolicismo ferviente y bajo la disciplina de los preceptos más estrictos de la Iglesia educaba a los dos hijos únicos. Sin permitirles la más leve e inocente transgresión...”, tomado de A la Costa. (I)

DATOS

La Revolución Liberal está considerada como uno de los episodios más importantes de la historia ecuatoriana, debido a su impacto en la política y en la sociedad.

Entre los principales aspectos de esta revolución está la implantación del laicismo en el Ecuador, con lo cual la Iglesia y el Estado fueron formalmente separados. Hubo libertad de culto.

También se confiscaron los bienes eclesiásticos, se abolió el catolicismo como religión estatal. Además, se instituyó la enseñanza laica y se aceptó el divorcio de las parejas por diversas circunstancias.

El poder de los terratenientes en la Sierra con apoyo de la Iglesia Católica dominaba gran parte de la vida económica desde tiempos coloniales en la Real Audiencia de Quito. Y la Revolución Liberal cambió eso.