La textura, olor y sabor del pan que se elaboraba hace 2 siglos en la capital tungurahuense aún se mantiene en algunas panaderías.

Si bien el número de panaderos de la ciudad se ha reducido significativamente, en la actualidad existen varios ‘rincones’ urbanos en los que el olor de pan horneado en leña se mantiene.

Uno de ellos es Pinllo, barrio ubicado a 10 minutos del centro en la parte suroriental de la urbe.
Allí cada día se preparan miles de piezas de pan, las cuales son entregadas a distribuidoras y cafeterías de toda la ciudad.

Existen varias clases, entre ellas:  de maíz, tapado, liso, empanada, vacío, integral, cuadrado y el propiamente llamado Pinllo. Este difiere de los demás por tener masa adicional. Sus ingredientes son huevo, azúcar, sal, harina de maíz o trigo, y cuesta $ 0,15 cada uno.